Ya para el cuarto año de gobierno, un presidente ya está viendo el progreso de lo que será su legado, lo que se hizo durante el primer trienio sienta las bases de lo que sigue y fue lo que se alcanzó en un periodo de seis años.
Generalmente funciona así en la política mexicana. Las reformas que se pudieron realizar, las obras que se iniciaron, decisiones que se tomaron y que tendrán repercusiones en la vida de los ciudadanos, pues ya se hicieron y no pidan más.
Lo que se dejó de hacer, ya no lo veremos. Lo que se ignoró, pues así seguirá. Lo que se dejó sin atender, ya ni modo, ya vendrá otro que deberá encarar esas problemáticas, a ver si tiene más suerte.
A estas alturas el Presidente se encuentra en la fase de autorizar más y más recursos para sus proyectos emblemáticos que siguen chupando dinero de los contribuyentes, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que apenas si tiene vuelos programados durante sus jornadas, o como la inaugurada Refinería Dos Bocas que no refina o el Tren Maya, frenado por ambientalistas y el gobierno federal empeñado en su construcción.
Estas tres obras bien podrían ser parte del legado del Presidente Andrés Manuel López Obrador, esa es la intención, y para muchos de sus seguidores así será, sin embargo la realidad es dura.
Con todas las soluciones a los males que aquejaban a la nación llegó AMLO a la elección del 2018 y el pueblo cansado de tantos fracasos presidenciales y esa manera de hacer política en nuestro país, decidió apostar, y darle la confianza.
AMLO sabe muy bien, cuando está en campaña, poner el dedo en la llaga para señalar todos los errores que cometen los gobernantes en turno. Tiene la claridad para detectar con precisión lo que olía a corrupción en administraciones pasadas.
Por supuesto se opuso a la militarización del país con los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aunque ahora la 4T la esté llevando a su máxima expresión.
Ya llegó la hora de dar el Cuarto Informe de Gobierno y ninguno de los aspectos negativos que juró combatir está resuelto. Sabemos que la inseguridad no se va a terminar de un plumazo, es absurdo pensar que eso sería así.
Sin embargo para el Presidente en su administración ya todo cambió, ya no hay corrupción, ya se atacan las causas de la inseguridad, que ahora sí en un año el sistema de salud ya será como en Dinamarca, que el Aeropuerto de Santa Lucía ya es uno de los mejores de Latinoamérica, que la Refinería de Dos Bocas nos dará independencia energética, etcétera.
El Cuarto Informe será una colección de estas frases que ha acuñado con el paso del tiempo y lugares comunes que tanto le gustan al Presidente. Vaya, un país de fantasía.
Andrés Amievaandres.amieva@milenio.com