Ya no más abrazos, por favor. Culmina una nueva semana y parece que el umbral de asombro se eleva de nuevo y enseguida pasa a la normalización en la que caemos ante los niveles de violencia que ha alcanzado México.
Los llamados para hacer un giro en la estrategia federal de combate al crimen llegan por todos lados y en esta semana se escucharon las voces de algunos integrantes de la Iglesia. Muchos podrán decir y ¿eso qué relevancia tiene?, pero en realidad tiene mucha, por su influencia sobre los fieles.
En la semana que terminó ocurrió el homicidio de dos sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora, y el guía de turistas, Pedro Palma, en la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua, por supuesto, a manos del crimen organizado.
Ya dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador que en esa zona hay mucha presencia de crimen organizado, es bueno saberlo. ¿Y ahora qué se hace? Todos los que se desenvuelven en la zona del municipio serrano de Urique saben quién fue y señalan a José Noriel Portillo, alias El Chueco, como el responsable del crimen. Ya llegó el Ejército a la zona y buscan al presunto asesino.
Pero ¿qué se hace entre abrazo y abrazo que dicta la estrategia de la 4T?
La sociedad está asombrada por los niveles de violencia y espera que el gobierno federal tome acciones para garantizar la paz y su seguridad y claman por un viraje en la estrategia, pero ya dijo AMLO que no se dejarán de atacar las causas, y no se recurrirá al uso de la fuerza.
Una confirmación más de que el gobierno de la 4T claudicó a ejercer el poder para imponer la fuerza del Estado, lo que aprovechan los miembros de las bandas que controlan zonas del territorio nacional para mostrarse en videos en grandes convoyes sin que las autoridades hagan algo.
Por eso se incrementa la extorsión en muchas zonas del país y a sectores económicos en específico como los empresarios que se dedican al aguacate, limón, pollo, carne, construcción, restaurantes, tortillerías y un infinito etcétera, ante la dejadez oficial.
¿Ineptitud? ¿Colusión? ¿Omisión? ¿Complicidad? Y así podríamos seguirle, son meras conjeturas, la lista puede ser tan grande como el enojo de la sociedad mexicana.
A los ciudadanos nos toca cuidarnos y denunciar, a ver si en una de esas las autoridades hacen su parte. Tomemos nota para cuando nos toque ir a las urnas.
Andrés Amieva
andres.amieva@milenio.com