En EUA la falta de inversión en educación, salud y bienes públicos ha generado brechas socioeconómicas agudas, las cuales a través de los años han amenazado a la paz social y a la misma democracia. Los planes ambiciosos de inversión anunciados recientemente por el gobierno de Joe Biden y Kamala Harris por fin ofrecen una nueva vía hacia el fortalecimiento del país a través de una inversión en su propia población.
La presidencia de Ronald Reagan, a principios de los años 80, fue un parteaguas en donde se empezó a cuestionar el papel del Estado como proveedor de los servicios públicos básicos; el Partido Republicano argumentó que al dejar el mercado libre de intervención – menos regulación, menos impuestos para los que más tienen – se generaría una lluvia de riqueza que alcanzaría a toda la población eventualmente. Este concepto de “trickle-down economics” fue un artículo de fé de los Republicanos por décadas; el problema es que los resultados lejos de producir un bienestar general, aumentó la brecha entre ricos y pobres y tiró por la borda la promesa de avance social que forma parte del sueño americano.
En los últimos 50 años, la clase media – definido en EUA como los que ganan entre $50,000 y $150,000 dólares al año (Pew Research Center) – se achicó de 61% de la población a 51% en 2019, y el porcentaje del ingreso nacional de la clase media se cayó aún más de 62% a 42%. Si revisamos el índice Gini (los países con mayor inequidad de ingreso tienen un índice mayor), notamos que EUA y México están en un rango semejante que refleja una inequidad importante: 41.7 y 42.7 (respectivamente, 2020), mientras que los países más desarrollados en Europa están en un rango mucho más equitativa (Alemania 32.3, Finlandia/Dinamarca/Holanda en el rango de 26-30). Estos datos muestran el problema que el gobierno de Biden busca rectificar para poder sanar al país en lo económico y en lo social.
Con las riendas firmemente en mano – una en la Casa Blanca y la otra en el Congreso – Biden ha sugerido un cambio de 180 grados en cómo EUA busca ser un país más próspero y justo. Su plan incluye una inversión inédita en la próxima década de aproximadamente $1.8 billones de dólares en temas de salud, educación y apoyo a las familias de la clase media, aunado al plan de inversión en infraestructura de $2.25 billones de dólares que tiene como meta la generación de empleo y plantea una rápida transición energética hacia renovables para abatir el cambio climático. Para poner estas cifras en perspectiva, la suma de ambos es más que tres veces el PIB de México en 2019 ($1.27 billones de dólares).
Sin tapujos y Biden está abogando por un Estado fuerte que prioriza el bienestar de su gente como fuente de poder. Biden es un político de centro, pero lo que propone es disruptivo y de gran visión, y en línea con el estilo y las creencias de Franklin Delano Roosevelt, el presidente que sacó a EUA de la Gran Depresión en los años 30.
“Bideneconomics” mira hacia atrás y hacia adelante al mismo tiempo: resucita la promesa del avance social independientemente de la circunstancia en que uno nace, y asienta las bases para un país más competitivo y económicamente poderoso a nivel global. Es una visión que prioriza el fortalecimiento de la clase media y una receta para el éxito en el futuro.
Por Amy Glover, Fundadora de Agil(e)