En el último juego amistoso de la selección de España, La Roja obtuvo una doble victoria en tierras catalanas. Y es que al disputarse el encuentro ante Albania que ganaron dos goles a uno, después de 18 años regresaban a jugar a Barcelona, aunque esta ocasión jugaron en el estadio de los periquitos y no en el de los blaugranas, sin duda tuvo un lleno espectacular con más de 35 mil espectadores.
Por todo el mundo es sabido que la región de Cataluña tiene una situación político-administrativa muy dividida y distorsionada, además de un regionalismo, que pareciera minoritario, pero muy ruidoso, el cual exige la independencia ante España, mismo que no fue así mostrado en este encuentro de futbol. La totalidad de la gradería fungió como una sola, como españoles, para alentar y vitorear a su representativo, y ser un factor importante para hacerse sentir en favor de los suyos que estaban compitiendo en la cancha.
Inclusive, al término del juego, el técnico Luis Enrique comentó que jamás deberían de pasar otros 18 años para que el seleccionado juegue en estos lugares; está totalmente en lo correcto.
Ferrán Torres marcó al minuto 75 adelantando a España uno a cero, sin embargo, los albaneses empataron al 85’ por medio de Uzuni, pero como si fuera una película de Hollywood, al minuto 90 Dani Olmo anotó el del gane para el 2 a 1 final.
Para ponerse la piel chinita en varios momentos del encuentro la afición coreaba desde las gradas del RCDE Stadium el “viva España” a una sola voz, a una sola garganta, a un solo sentimiento, todo, a una sola nacionalidad: España.
Por ende podemos observar y entender lo que significa y genera el deporte: unión, solidaridad, respeto, tolerancia y demás valores que el ser humano debe pregonar en el día a día. Y eso se vivió en el estadio del Espanyol.
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