Para saber quién es quién, hay que mirar “Las mañaneras” y esto ha dado un giro muy interesante en los últimos días en contra del Partido Acción Nacional. Busque los videos, escuche con atención las palabras de Andrés Manuel López Obrador.
El presidente, sin dejar de tratar a la oposición como oposición, cuando se trata del PAN, le echa tantas ganas que el PRI termina ganando.
Ahora resulta que el partido que cambió la historia con la llegada a Los Pinos de Vicente Fox es un partido corrupto, un partido hipócrita. ¿Cuál es la nota? Que no hay sólo una nota, que esto viaja en muchas direcciones.
¿Qué tiene que estar haciendo el presidente de México interrumpiendo sus conferencias de prensa para hablar de un partido político en específico?
¿Qué hubiera pasado si Enrique Peña Nieto, en su momento, se hubiera aventado la puntada de hacer una pausa en alguno de sus eventos para decir públicamente, en cadena nacional, algo malo, por ejemplo, de Morena?
¿Lo hubieran dejado? ¿No hubiera habido consecuencias? ¿Por qué los expresidentes no lo hicieron en su momento y nuestro actual presidente, sí?
¿Se vale? Recordemos que AMLO gobierna para todas y todos los mexicanos.
Si también gobierna para el Partido Acción Nacional y sus seguidores, ¿por qué los trata así? ¿Es a título personal? ¿Se pueden hacer afirmaciones a título personal en un evento oficial como “Las mañaneras”?
¿Cómo podemos diferenciar una afirmación personal de una presidencial? ¿Esto le da permiso a los políticos de oposición a descalificar al presidente, a la Cuarta Transformación o a los partidos de izquierda? ¿Cuándo sí y cuándo, no?
El tema no es si el PAN es hipócrita, corrupto o qué, el tema es que aquí tenemos un problema de comunicación política porque evidentemente estos calificativos difundidos por los medios de comunicación y las redes sociales acaban por “educar” a las multitudes.
¿Qué va a ocurrir cuando volvamos a tener una contienda electoral? ¿Cómo le va a hacer Acción Nacional para estar en igualdad de circunstancias frente a Morena y sus aliados si, antes de cualquier otra cosa, sus candidatos van a tener que luchar por quitarse estas etiquetas?Pero, espérese, viene lo peor: ¿Cómo queremos tener precampañas y campañas electorales donde no se polarice a la nación, donde no se fomente el odio y donde no se deje a la población en la lona en términos emocionales si desde ahorita se están sembrando las semillas de algo tan rudo? ¡Cómo!
Es muy sintomático todo este juego de declaraciones, mensajes y respuestas de las últimas “Mañaneras” porque se da en un momento muy especial.
Venimos del escándalo de Lilly Téllez y la Medalla Belisario Domínguez, de lo de Rosario Robles y de lo de Lozoya, y ahora el PAN está metido hasta con Carlos Salinas de Gortari.
¿En qué momento la caída del sistema en las elecciones de 1988 se convirtió en prioridad para el México de 2021?
¿En qué momento la nota dejó de ser la nota y todos nos pusimos a hablar mal del PAN también por aquel asunto? ¡El PAN y la victoria del PRI en 1988! ¿Puede haber algo más retorcido que esto?
Por eso le digo: aquí está pasando algo, algo donde el enemigo es el PAN, donde Acción Nacional tuvo la culpa de todo lo malo que le pasó a este país y donde, en una insólita consecuencia, el PRI termina por salir bien librado. Está muy raro, ¿no?
POR Álvaro Cueva
