Todo el mundo está hablando de Jesusa Rodríguez. Que si por lo de las carnitas, que si por lo de la mariguana, que si por lo del maíz.
Yo creo que esta senadora está triunfando aparatosamente porque, a diferencia de la mayoría de sus colegas, está consiguiendo colocar en la opinión pública muchos temas fundamentales y, lo mejor de todo, lo está haciendo de manera transversal.
¿Qué significa esto? Que la están atendiendo lo mismo las más altas autoridades de la nación que las personas más ajenas del universo político, gente de diferentes regiones y edades que sintoniza los medios o que navega en las redes sociales y que, al ver a la señora, se monta en la discusión.
Y es que no hay manera de verla y de no asustarse, de no reírse, de no atender.
Jesusa es una de las mejores actrices de toda la historia del cabaret mexicano, sabe provocar, moverle el tapete a las audiencias, incomodarlas, y ahora que tiene los reflectores sobre ella por supuesto que está aprovechando su experiencia para obtener resultados.
¿Qué prefiere usted, la típica participación acartonada de los políticos de toda la vida que, a fuerza de estar diciendo siempre lo mismo, en el mismo tono, ya nadie voltea a ver o los arrebatos de inteligencia de Jesusa?
Si analizamos con frialdad cada una de sus declaraciones, vamos a encontrar grandes reflexiones sobre asuntos que urge resolver.
Le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, esta senadora está haciendo muy bien su trabajo.
¿Cuándo se había discutido, por ejemplo, la situación del maíz en México como se está discutiendo ahora? ¡Y todo gracias a qué! A que Jesusa montó un performance con unas cabezas olmecas de lo más chistosas y originales.
La señora Rodríguez es la primera estrella del espectáculo mexicano que, al llegar a un puesto público, en lugar de reprimir su vocación y entrarle al juego de las simulaciones, le está dando rienda suelta a su talento para llegar a algo.
¿Qué hubiera pasado en el sexenio pasado si Angélica Rivera, en lugar de aniquilar sus antecedentes artísticos, se hubiera puesto a actuar, a cantar y a bailar para conseguir cosas en términos sociales?
Aquello hubiera sido un cañonazo. Divertirse no tiene nada de malo. Michelle Obama, que es una personalidad del más alto nivel mundial, actuó, cantó y bailó cuantas veces pudo siendo primera dama deEU. ¿Y cuál fue el problema?
¿Por qué Angélica, que era una luminaria de verdad, nunca hizo nada en ese sentido?
¿Por qué las decenas de actores, cantantes y deportistas que tenemos trabajando ahora en el mundo de la política tienen que hacer a un lado su comprobada capacidad para mover a las multitudes para interpretar una solemnidad que no les corresponde?
Al contrario, que se burlen, que los volteen a ver. Si con eso le van a hacer un bien a México, ¡bienvenidos los destellos creativos de personalidades como Jesusa Rodríguez!
Y que vengan más cabezas olmecas, más tacos de carnitas y más revelaciones sobre el clítoris y la mariguana.
Son mil veces mejores a esa larga lista de iniciativas que muchos de nuestros políticos sacan y que jamás llegan a ninguna parte. ¿O usted qué opina?
@AlvaroCueva