Política

El videoescándalo de David León

Estoy verdaderamente consternado por el videoescándalo del hermano de Andrés Manuel López Obrador y David León Romero.

¿Por qué? No por lo que usted piensa, porque David León es uno de los funcionarios públicos más honestos, trabajadores y mediáticos que tenemos en México.

Esto no le va a hacer nada a Pío López Obrador. En cambio, me parece un ataque frontal, una canallada, en contra de David.

A lo mejor usted no lo sabe o no lo aprecia, pero muchos mexicanos le deben hasta la vida al señor León Romero porque mientras fue el coordinador nacional de protección civil hizo una labor impecable.

Nunca en la historia de este país habíamos tenido a un personaje al frente de este organismo que se moviera a esa velocidad y con esa eficiencia lo mismo en terremotos que en huracanes, erupciones volcánicas y más, muchas situaciones más.

Y qué decir de su trabajo cuando comenzó la pandemia o del profundo respeto que siempre le tuvo a instituciones que nadie más tomaba en cuenta a nivel opinión pública y redes sociales como el ejército y la marina.

¿A qué me refiero cuando señalo que don David es un funcionario mediático? A que pocas autoridades como él, cuando ha sido necesario, han mantenido informados a los periódicos, los canales de televisión y las estaciones de radio.

David siempre estuvo ahí para contestar entrevistas, tomar llamadas o hacer enlaces en video sin importar la hora de la noche o de la madrugada.

Y siempre lo hacía bien, con la información precisa, en el más profesional de los tonos y ayudando a las audiencias.

Por eso me duele que ahora muchos de los comunicadores que se beneficiaron con su información, con su buena disposición, sean los primeros en atacarlo y hasta en burlarse de él por este asunto.

No se vale porque la grandeza de David es tal que el presidente ya le había asignado otro trabajo que iba a salvar muchas más vidas, que iba a solucionar uno de los conflictos más graves que tenemos en nuestra nación: el desabasto de medicamentos.

Ahora, todo eso está en peligro. ¿Por qué? Por odio. Por venganza. Por un chisme.

Vamos a ser claros en un punto: los videoescándalos son, en política, lo que los chismes para la prensa del corazón.

Sólo sirven para que la gente perversa se entretenga, para hacer daño, para herir, para acabar con reputaciones.

¿O qué, usted conoce al protagonista de una videoescándalo que haya ido a la cárcel? Es exactamente lo mismo que pasa con los chismes del corazón.

Nadie acaba en manos de la justicia por ponerle el cuerno a su pareja, pero, eso sí, la vida personal se viene abajo, las afectaciones morales son tremendas.

¿Cuál es la razón de esto? Que los videoescándalos, como los chismes, son ejercicios de traición, de filtración, de interpretación.

Usted podrá ver y escuchar lo que quiera, pero quienes sabemos de comunicación entendemos que esto es lo más manipulable del mundo.

Por eso, por ejemplo, en casos tan delicados como el de Lozoya, lo importante no son los videos que se puedan difundir. ¡Son las declaraciones que él pueda hacer ante las autoridades!

¿Ahora entiende la monstruosidad que le están haciendo al señor León Romero?

Esto no va en contra del hermano del presidente. Esto va en contra de él y yo no dudaría ni tantito que viniera de alguien que quiere impedir, a toda costa, que David resuelva el desabasto de medicamentos que tenemos en México.

¿Eso es lo que queremos? ¿Que los niños con cáncer sigan sin recibir la atención que merecen? ¿Que las personas con VIH tengan que seguir saliendo a las calles para reclamar lo que por derecho les corresponde?

¿Ahora entiende cuando le sigo que estoy verdaderamente consternado? Esto es terrible. Esto nos va a pegar a todos por donde menos nos imaginamos.

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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