Salvador Mejía es un productor particularmente importante en la historia de la televisión mexicana. A él le debemos cañonazos internacionales como “Esmeralda”, “La usurpadora”, “Abrázame muy fuerte” y “Fuego en la sangre”.
¡Qué cree! El señor regresa en grande hoy lunes 29 de enero con “Vivir de amor”, una telenovela hecha exactamente para los que amamos este género.
Y no lo digo sólo porque cumpla con todas las reglas de buenos y malos, ricos y pobres, y todo eso. ¡No! Es que está llena de guiños para los fans del melodrama.
La casa de los millonarios, ¿dónde más había salido? El lápiz labial de la villana, ¿qué otro personaje clásico lo había usado? Esa frase que se avientan al final, ¿quién más la había dicho?
Tan sencillo como que volver a escuchar un tema musical telenovelero con la voz de Laura Pausini nos remite inmediatamente a “La madrastra”, a un romanticismo que extrañábamos.
Y esos créditos de entrada con “triangulitos” que simbolizan los triángulos amorosos de esta prodigiosa historia inspirada en éxitos de Portugal y Brasil, ¡caray!, es lo que hizo de Las Estrellas, ¡LAS ESTRELLAS!
¿Sí entiende lo que le quiero decir? Esto no es una serie, un proyecto que pretenda competir contra el “streaming”. Es una hermosa telenovela tradicional a la mexicana, pero hecha al estilo Salvador Mejía, para los grandes mercados nacionales e internacionales.
¿De qué trata? De algo tan importante, tan común y tan doloroso que nadie lo pone sobre la mesa: la envidia.
¿Usted no ha sentido envidia de alguien? ¿Usted no ha sido envidiada? ¿Hasta dónde puede llegar una persona que envidia a otra? ¿De qué sería capaz usted por envidia?
Y se envidian las mujeres. Y se envidian los hombres. Y se envidian los jóvenes. Y se envidian los viejos. Y esto pasa en las familias. Y esto pasa en el trabajo. La envidia es lo de hoy.
Prepárese para un gran espectáculo de personajes carcomidos por la envidia, de villanas insaciables, de galanes guapísimos, de madres abnegadas y amores imposibles.
El capítulo de hoy es muy importante porque, en el mejor estilo de las grandes telenovelas de antes, aquí es donde vamos a conocer los antecedentes de los personajes.
¿De dónde salió esa muchacha tan envidiosa? ¿Cómo fue que esa familia se separó? ¿Por qué hay tanto dolor en esa señora? ¡Cuando tuve el privilegio de ver esto fui tan feliz!
Fue como volver a creer pero con las posibilidades técnicas y narrativas de hoy.
No sabe usted qué buenos libretos de un equipo de más de seis adaptadores encabezado por Enna Márquez y Alberto Aridjis.
A esto súmele una iluminación francamente cinematográfica, una musicalización de a de veras y muchos otros valores de producción, pero nada como el reparto.
Kimberly Dos Ramos (“Grachi”), después de esto, será una de las reinas favoritas del melodrama mexicano.
Emmanuel Palomares (“La herencia”) está en el papel de su vida.
Siempre he creído en Gala Montes (“Diseñando tu amor”). Éste será el parteaguas de su carrera.
Amairani (“Más allá del puente”) está en su retorno triunfal. Magda Karina (“Cuna de lobos”) se roba la “novela”. Punto.
Pero me estaba guardando para el final a Gaby Spanic. Cuando la vea, no lo va a creer. La señora está inmensa, deliciosa. Es la villana que México esperaba. Aquí va a pasar algo mucho muy bueno. De mí se acuerda.
Luche por ver “Vivir de amor” a partir de hoy lunes a las 16:30 por Las Estrellas. Le va a gustar. De veras que sí.
