Estamos de acuerdo: “El padrino” es una de las mejores películas de todos los tiempos, la obra maestra de obras maestras, la joya de la corona.
¡Pues qué cree! Paramount+ está “transmitiendo”, desde hace un buen rato, “The Offer”, una serie sobre cómo se hizo este filme y estoy convencido de dos cosas:
Primero, que es el más hermoso homenaje que la industria del espectáculo le pudo haber hecho a este título fundamental a 50 años de su estreno.
Y segundo, que es una serie que le hace justicia. ¿Por qué? Porque más allá de su indiscutible calidad, llega en el mejor momento para moverle el tapete a la industria exactamente como “El padrino” lo hizo en 1972.
Vamos a decirnos la verdad: ver contenidos, hoy, es un infierno. Hay demasiados en una cantidad escandalosa de plataformas y a pesar de que la mayoría son buenísimos, existe tanta insatisfacción en el ambiente que a nadie le gusta nada y no hay manera ni de ver ni de pagar al mismo tiempo tantos materiales.
Por tanto, emisiones que en otros tiempos hubieran sido cañonazos de taquilla, de “rating” y de impacto social, son olvidados a los tres días, casi nadie termina de ver lo que comenzó y mucha gente, de plano, o está regresando a los espectáculos en vivo o a los medios tradicionales. Aquí va a pasar algo.
Amo “The Offer” porque encuentro una muy interesante relación entre el Hollywood de finales de los años 60, principios de los 70, y las industrias audiovisuales hoy.
¿Qué pasaba en la capital mundial en aquel entonces? Las audiencias se negaban a ir a los cines, los estudios se habían convertido más en máquinas financieras que en creadoras de contenidos y casi todo se hacía en automático, a destajo, sin pasión.
Ver la historia de cómo se hizo “El padrino” es conocer las aventuras de un equipo de soñadores que fueron en contra de aquel sistema no porque no quisieran llenar los cines y no porque no estuvieran de acuerdo en trabajar respetando un presupuesto.
Fueron en contra del sistema porque estaban enamorados de su trabajo, porque se les iba la vida luchando por crear emociones, por hacer las cosas bien.
Y lo más emocionante es que no sólo luchaban contra la burocracia interna de los estudios. Se agarraban a golpes con primeras figuras como Frank Sinatra y se echaban encima hasta a la mismísima mafia italiana, la real.
No sabe usted qué gran lección de vida, qué gran lección de cine, qué gran lección de televisión. ¡Qué gran lección de todo!
Porque luego hay gente muy instalada en la amargura que piensa que las cosas sólo están mal en México, que los únicos que tenemos problemas somos nosotros, que fuera de aquí todo es divino, fácil, perfecto. ¡Para nada!
“The Offer” vale por su universalidad, porque ni siquiera importa si usted leyó la novela de Mario Puzo o si vio las películas de Francis Ford Coppola.
Cuando esté ahí se involucrará, se sorprenderá y terminará mil veces mejor que como cuando puso el capítulo uno.
Está de más que le hable de los libretos, de los valores de producción o del trabajo de los actores.
Esto hay que verlo porque hay que verlo y porque es impresionante el valor de la marca Paramount al ventilar tantas anécdotas tan delicadas, tan autocríticas, en un ejercicio de “streaming”. ¡Felicidades!
Luche con todas sus fuerzas por ver “The Offer” en Paramount+. Le va a gustar. De veras que sí.
Álvaro Cueva
alvaro.cueva@milenio.com
 
	 
        