No entendí. Le juro que no entendí el final de la segunda temporada de Por amar sin ley de Las Estrellas. ¿Por qué? Porque aunque ahora se trata de series y no de telenovelas, en el negocio de las series también hay reglas. El final de temporada se marca en libreto, en dirección, hay una sensación de suspenso y, en el mejor de los casos, unas letritas que dicen “continuará”… o algo por el estilo.
Por amar sin ley acabó como si los personajes estuvieran pidiéndole la sal a una mesera de Sanborns. Hoy estamos aquí para exigir justicia no es una frase de final de temporada. ¡Pues ni modo que estuvieran ahí para pedir pozole! ¡Tengan un poquito de respeto por las audiencias!
Esta producción de José Alberto Castro es un proyecto importante, lleno de innovaciones de todo tipo, pero dejar a medias al público no es una innovación, es una grosería.
¿Ya se puso usted a pensar en cuántos meses tendrán que pasar para que los espectadores vean el final de esta escena? Más vale que Televisa, en los próximos días, se invente una película como lo hacen otras compañías cuando se enfrentan a este tipo de situaciones o que sus directivos anuncien formalmente el día y la hora del estreno de la tercera temporada de este concepto. Dudo que esta sensación de quiero ver más dure mucho en el ambiente. Me temo que podría afectar el estreno de los nuevos capítulos de Por amar sin ley.
¿A quién le van a dar ganas de ver eso a sabiendas de que en cualquier momento nos podrían salir con alguna ocurrencia peor? Qué lástima, porque, insisto, esta producción había estado llena de innovaciones. ¿O usted qué opina?
Max Villegas
Maximiliano Villegas estrenó hace poco, en YouTube, un proyecto que merece ser visto. Se llama Spotlight. ¿De qué trata? De estilo de vida. Usted sabe: espectáculos, turismo, automóviles, moda, deportes, entrevistas y recomendaciones, pero para gente que sabe apreciar (y puede pagar) un buen vino, un buen viaje o una buena obra de teatro.
¿Cuál es la nota? Que Max le acaba de dar al clavo, porque este es un nicho de mercado que, a pesar de su rentabilidad, estaba muy abandonado en las redes sociales, un nicho de mercado que también merece atención, contenidos. Además, este señor tiene muchísima credibilidad en este tipo de cuestiones, porque lleva años conduciendo programas, en diferentes canales y plataformas, que van en ese sentido. Se necesita un gran valor para abandonar la comodidad de semejante trayectoria para apostar por una propuesta propia.
Max es profesional. Si usted mira las entrevistas que ha hecho, detectará que son de verdad, investigadas, preparadas, con un sentido. Eso, en este contexto de comunicadores que improvisan sobre la marcha, es un hallazgo, algo que merece reconocimiento. Luche por suscribirse ya a Spotlight de Maximiliano Villegas en YouTube. Se va a descontaminar de un montón de chatarra, descubrirá a un hombre con un futuro brillante en el mundo de la comunicación y pasará un buen rato aprendiendo de cosas maravillosas que le darán un enfoque aspiracional a su vida. Se lo recomiendo de todo corazón. ¡Felicidades!
alvaro.cueva@milenio.com