
Justo cuando pensaba que nada me podía sorprender, que nada me podía conmover, que se estrena en Paramount+ la miniserie “Compañeros de viaje” (“Fellow Trevelers”).
Tengo el alma estrujada, el corazón roto, el cerebro molido. Es demasiada buena para ser cierta.
En una primera lectura, ésta es una historia “gay” que comienza en los años 50, pero que estalla en los 80. En el peor momento para ser homosexual.
Pero en una segunda, es una denuncia sobre la doble moral occidental (eso nos incluye a nosotros en toda hispanoamérica), sobre el acoso sexual y temas políticos del más alto nivel.
Es un producto impecable de la casa ShowTime (“Queer as Folk”, “Dexter”, “The Tudors”) protagonizado por Matt Bomer (“American Horror Story”) y Jonathan Bailey (“Bridgerton”).
Creo que estamos ante un giro bastante afortunado en contenidos que hablan de diversidad sexual. ¿Por qué? Porque lo menos importante aquí es lo LGBT. Lo verdaderamente duro es lo otro.
Si a usted le gustan las series premium, como las mejores de antes, ya encontró una. Se la recomiendo de todo corazón.
LA MUERTE DE LA TELEVISIÓN DEPORTIVA
Urge que nos sentemos a platicar sobre el futuro de la televisión y muy específicamente sobre el de la televisión deportiva.
A muchas generaciones, la industria nos hizo creer que todo lo que se hiciera en ese sentido iba a ser cubierto con lujo de profesionalismo y espectacularidad.
La vida nos ha enseñado que no es así, que los deportes cuestan demasiado, que los anunciantes ya no están dispuestos a participar como lo hacían en el pasado y que hay eventos que, o están en la cuerda floja, o que jamás veremos al aire como los Panamericanos o los Gay Games.
Ojo: los Gay Games se están llevando a cabo en este momento en Guadalajara. Son un acontecimiento histórico, lo más positivo del universo. ¿Y la tele? “Bien”, gracias.
¿Hacia dónde va la televisión deportiva en México, en Iberoamérica y en el mundo entero? ¿Qué va a pasar con los deportes sin la presencia de los medios? ¿Qué va a pasar con los medios sin los deportes?
¿En verdad hay alguien que crea que esto no va a minar la relación con las audiencias? Tengo miedo.
¡GRACIAS!
El lunes 6 de noviembre Reader’s Digest me entregó un premio por considerarme una marca de confianza. Esto fue en un evento precioso rodeado de empresas, instituciones y personas que quiero y admiro.
Yo lo único que quiero decir es: ¡Gracias! En verdad esto representó algo muy especial para mí porque, insisto, estamos hablado de una marca, de una marca personal, y de algo que cada vez es más difícil de encontrar: la confianza.
Las palabras que me dedicó Francisco Zea, el maestro de ceremonias, siguen vibrando en mi corazón. Fueron de a de veras.
Es un honor ser una marca de confianza. Es un honor recibir hoy esto que en el pasado recibieron personalidades que respeto tanto como Cristina Pacheco y Mariano Osorio.
Son demasiadas emociones en muy poco tiempo. Creo en lo que hago, pero creo más en las personas para quienes lo hago: usted, ustedes que todos los días me leen, me miran y me escuchan.
A ustedes les dedico este premio Marcas de Confianza 2023. ¡Gracias por permitirme llegar hasta aquí! Ojalá que podamos seguir juntos mucho tiempo más. ¡Gracias!