Es increíble la cantidad y calidad de estrenos que hay en Paramount+: películas, caricaturas, series, música, documentales.
Hoy quisiera detenerme en uno de los contenidos de esta importantísima plataforma porque estoy convencido de que es fundamental en términos periodísticos: “Fatal Attraction”.
Sí, es la versión en serie de “Atracción fatal”, la famosísima película con Glenn Close y Michael Douglas, la exitosísima obra de teatro con Itatí Cantoral y Juan Diego Covarrubias.
Lo más obvio en estos casos sería preguntar: ¿a poco está tan buena como la película?
No, ¡y qué me dice de los comentarios! Me queda claro que muchas personas, sin verla, pueden decir: ¡Qué chafa! ¡No le llega ni a los talones a Glenn Close! ¡Pan con lo mismo!
Independientemente de que usted haya vivido o no el fenómeno en los cines hace más de 35 años, aquí ocurren muchas cosas.
Primero, se trata de una historia que ya no nos dice lo mismo que nos dijo en los años 80.
¿Quién es la víctima y quién, el villano hoy? ¿Quién merece ser premiado y quién, castigado en la actualidad? ¿Qué pasa con las cuestiones de género? ¿En verdad tiene un desenlace que debe ser festejado?
Segundo, ¿cómo se le hace para traer a 2023 semejante historia? Muchísimas personas la conocen, la dominan y, por supuesto, la van a “spoilear”.
Nadie se va a sorprender con nada y, peor tantito, ¿hasta qué punto se puede actualizar esto sin traicionarlo, sin quitarle su fuerza, sin aniquilar eso que la hizo tan grande en su momento?
Y tercero, ¿cómo se puede en convertir en serie una película tan corta? ¿Cómo se pueden evitar las comparaciones con el reparto original? ¡Cómo!
¿Ahora entiende? Aquí está la nota: “Fatal Attraction” es un parteaguas en la historia de las series.
No es una precuela, una secuela ni un spin off. Es la película, pero no es la película. Es la obra de teatro, pero no es la obra de teatro.
Un equipo de más de seis escritores que han hecho maravillas como “The Offer” y “Desperate Housewives”, y que incluye a James Dearden, el autor original de la película y de la obra de teatro “Atracción fatal”, tomaron al toro por los cuernos y como que dijeron:
Si la gente ya conoce esto, si la gente ama tanto a las estrellas originales y si la gente está tan al pendiente de los cambios ideológicos y sociales que la humanidad ha vivido desde los años 80, vamos a jugar con la gente.
¿Y qué hicieron? Extrajeron la esencia de “Atracción fatal” y se la inyectaron a los mismos personajes, pero encarnados por mujeres y por hombres de hoy.
Pero no sólo eso, como todos sabíamos en lo que iba a acabar, estructuraron de otra forma.
Resultado: todos los que estamos viendo eso nos estamos preguntando lo mismo. ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que ocurrió semejante barbaridad? ¿Qué va a pasar? ¿En qué va a acabar?
Esta serie es un acto de genialidad creativa. Punto. No lo puedo decir de otra manera. Es una cátedra de adaptación.
No, y espérese. Todavía no le digo lo demás. ¿Sabe usted quiénes son los protagonistas de “Fatal Attraction”? La grandiosa Lizzy Caplan y el queridísimo Joshua Jackson.
Lizzy es la diosa de “Masters of Sex”, de “Castle Rock”, de “Mean Girls” y de muchas otras joyas del cine, la televisión y el “streaming”.
Joshua, por su lado, también es alguien muy especial. Millones de personas nos enamoramos de él cuando hizo al adolescente Pacey en “Dawson’s Creek”.
Verlo ahora como un hombre muy maduro, calenturiento y manipulador es poco menos que un golpe al cerebro. Sí. Sí es un gran actor.
Y “Fatal Attraction”, esta “Fatal Attraction” sí es una gran serie, una serie que merece ser vista.
Lo que me da miedo es que se pierda entre los prejuicios de las eternamente insatisfechas audiencias de 2023 y la avalancha de contenidos que hay ahí mismo, en Paramount+, más las otras avalanchas de las otras “200” plataformas que tenemos en el mercado.
Luche por verla. Le va a gustar. De veras que sí.