El lunes se estrenó, a las 19:30 por El Canal de las Estrellas, Las amazonas, y yo sí quiero que la desmenucemos lo más que se pueda.
¿Por qué? Porque el horno no está para bollitos.
La percepción que existe en México del negocio de las telenovelas es cada vez peor y Televisa, que es la casa productora con más experiencia en este tipo de cuestiones, no se puede dar el lujo de fallar.
Las amazonas tiene que ser un cañonazo. Punto.
Vámonos a lo básico. ¿Qué es Las amazonas? Un refrito.
Supongamos que usted jamás la ha visto. ¿A usted le interesa abonarse a un melodrama seriado que se llame Las amazonas?
¿Es ése un título que le dice algo, que le mueve algo? ¿Qué?
Sí, yo sé que ése es el nombre original de este concepto, pero tengo severas dudas de que signifique algo, especialmente para las nuevas generaciones.
No es lo mismo decir Corazón salvaje que decir Las amazonas.
¿Las mujeres de hoy quieren ser amazonas? ¿Se identifican con eso?
Esto no es una película como Wonder Woman, es telenovela, y como no es de época, nada más con oír el nombre, empiezo a sufrir.
Vayámonos al reparto. Como usted sabe, el reparto es el gran gancho de esta clase de producciones.
¿Quiénes son las estrellas de Las amazonas? Danna García, Grettell Valdez y Mariluz Bermúdez.
Seamos sinceros, más allá del currículum de estas tres figuras, ¿usted moría por verlas? ¿Estas tres actrices son las diosas del espectáculo telenovelero que México esperaba?
No estoy hablando mal de ellas. Estoy hablando mal de una industria que ya no es capaz de crear leyendas y no me vaya a salir con el cuento de que eso ya no existe, porque no es cierto.
En otras partes del mundo donde también se hacen telenovelas hay auténticas figuras que el público mata por ver.
Si aquí no son Danna, Grettell y Mariluz, ¿quiénes son?
Y si no están en la televisión, ¿por qué una empresa con el poder de Televisa no es capaz de contratarlas del cine o de los teatros para que el público se fascine? ¡Por qué!
Hasta aquí vamos mal. Se pone peor.
Imaginemos que a usted no le importan ni los antecedentes, ni el título ni el reparto, que usted es un televidente del siglo XXI que está buscando contenidos.
¿Qué hay aquí que los sorprenda y que lo retenga? Nada. Las amazonas es un machote.
La heroína y el galán se conocen en el minuto 30, nenas en brasier por un lado, chicos sin camisa por el otro, y la pareja protagónica, por supuesto, se habla de usted como ningún chavo lo hace en la actualidad.
Vamos a decirnos la verdad. ¿A usted se le antoja seguir un patrón dramático tan viejo?
Bueno, ni Disney, que lleva más de 70 años contando historias de princesas, está siguiendo el mismo patrón. ¿Por qué Televisa lo hace?
Y no, no es cierto que los mexicanos seamos tontos como estos señores nos quieren hacer creer.
Si eso fuera verdad, los contenidos internacionales no triunfarían como triunfan en nuestro país.
Aquí hay un problema mucho muy serio de concepción.
¿Y qué me dice de la producción? Las amazonas está hecha como para cuatro manos diferentes.
Por un lado hay un trabajo de locación muy ambicioso pero, por el otro, hay unas escenas en foro como de 1974 con un póster con estrellitas pintadas en una ventana para dar la impresión de que eso es lo que se mira a través de los cristales.
¡Por el amor de Dios! Estamos en 2016. Eso ya ni siquiera es una cuestión de buen o de mal gusto, es una falta de respeto.
¿Los hacen en España? ¿Lo hacen en Corea? ¿Lo hacen en Turquía?
¡Entonces por qué nosotros, los supuestos campeones mundiales de las telenovelas, lo seguimos haciendo sin que nadie diga nada!
No es normal, no está bien, como tampoco es normal y como tampoco está bien que a los actores que trabajan en alta definición se las maquille como en televisión analógica de 1968.
Uno pierde más tiempo viboreando las costras de polvo, la falsedad de los tintes y la exageración de las líneas de los ojos que concentrándose en lo que se debería de concentrar.
Esto es un caos donde lo que debería importar, que es el espectáculo, es lo que menos importa.
Al final del capítulo uno, por ejemplo, el personaje de César Évora regresa derrotado a su hacienda y su ex mujer, en lugar de recibirlo en el consuelo, se equivoca y lo recibe con una gran fiesta.
¿Y dónde estuvo la toma de la cara de César Évora reaccionando ante este error? ¡En ningún lado!
¡Jamás la vimos porque las cámaras estaban más preocupadas por lucir la locación que por contar la historia!
Ah, pero no fuera la escena del personaje de Danna García arrodillada frente al de Andrés Palacios, en calzones, como si le fuera a hacer sexo oral, porque entonces sí le hubieran “echado ganas”.
¿A usted le gustó el estreno de Las amazonas? Yo tengo miedo. El horno no está para bollitos y esto tiene que ser un cañonazo. Punto. ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com