Esta noticia debe tener muy preocupados a todos en el mundo de la televisión, el cine y el “streaming”: nace MAX.
¿Qué es? El nuevo súper sistema de distribución de contenidos en línea de Warner Bros. Discovery que fusiona, por primera vez, lo mejor de estos dos mundos.
¿Y? ¿Qué tiene esto de importante si, honestamente, el mercado de las plataformas está saturado? ¿Por qué debería haber preocupación en la industria?
Porque nada de lo que se ha dicho es cierto. Por encima de todos los servicios de “streaming”, de todas las televisoras y de todas las distribuidoras, están los estudios.
WarnerMedia y Discovery son, cada uno por su lado, los estudios más grandes, más poderosos, más ricos y más premiados de todo el planeta.
Juntos son dinamita. Con todo respeto para mis amigas y para mis amigos de otras marcas, algunas verdaderamente gigantes, nada ni nadie se puede comparar con lo que la fusión de estos dos titanes representa en términos económicos, culturales, sociales y hasta políticos.
Y, lo más importante, esto pesa en Estados Unidos, donde se hizo la presentación oficial ante la prensa ayer miércoles 12 de abril, pero pesa lo mismo en México, en hispanoamérica y en todo el mundo de habla hispana.
Es un escándalo. Y no, no es un monopolio, pero supera, por mucho, a lo que ocurría en los tiempos de los monopolios.
La preocupación, para los competidores de este monstruo, está en que una entidad de semejantes dimensiones puede hacer lo que quiera con las audiencias, con los anunciantes, con los aliados y con las fuentes.
Aquí están las raíces de la historia del cine, de la televisión abierta, de la televisión de paga, de la animación y de muchas otras cuestiones fundamentales.
Pero no sólo eso, aquí está el desarrollo, la evolución, el prestigio y el futuro.
¿Sabe dónde va a estar la clave del éxito de MAX? En que no va a cometer el error que todos están cometiendo ahora. No va a ser un atascadero infumable de contenidos cotizados por volumen.
Va a ser una experiencia donde no vamos a perder tiempo. Donde en verdad nos vamos a entretener, a informar y a formar sin importar nuestra edad, orientación sexual, nivel académico o posición socioeconómica.
MAX va a ser un cañonazo, no una bodega. Esto, si se cumplen las promesas hechas ayer, va a ser la solución a todos nuestros problemas con las ventajas que sólo la conexión en línea puede ofrecer.
¿Dónde vamos a poder ver MAX? ¿Qué va a pasar con HBO Max? ¿Cuándo lo vamos a tener disponible? ¿Qué tan caro va a ser?
Primero que nada, no se deje apanicar. Los medios y las redes sociales están llenos de falsos profetas que viven de asustar a la gente y de anunciarles puras desgracias en unos tonos cada vez más sensacionalistas.
Así como pasamos de HBO Go a HBO Max, en nuestra región pasaremos de HBO Max a MAX más o menos en otoño.
En Estados Unidos todo va a estar listo para finales de mayo. En Europa recibirán esto hasta 2024.
Y no, no es porque las señoras y los señores de Warner Bros. Discovery sean unos incompetentes, porque no sepan, porque nos discriminen o porque no tengan los recursos.
Es porque todo esto es increíblemente complejo. Nada más en términos legales, homologar los derechos de los puros nombres de las películas es un infierno.
Imagínese todo lo demás, arista por arista, sumado al tema tecnológico, a las diferencias técnicas entre los sistemas de video que se utilizan en cada rincón del mundo más las cuestiones fiscales, gráficas y las fluctuaciones en el precio del dólar.
Honestamente sí es admirable que algo así de enorme, de caro y de complejo ya haya sido anunciado con un paquete de contenidos como para retorcerse de placer.
Vamos de la serie de “Harry Potter” a la de “El Pingüino” pasando por la de “El conjuro”, otra precuela de “Game of Thrones”, otro “spin-off” de “The Big Bang Theory”, las caricaturas de los “Gremlins” y más, mucho más.
¡Felicidades, Warner Bros. Discovery por este notición! Por acá nos vemos cuando nazca MAX.