Política

Maquiavelo mexicano

  • Columna de Alonso Solís
  • Maquiavelo mexicano
  • Alonso Solís

Tras ser removido de su cargo al servicio de la República florentina en 1512, el político y humanista Nicolás Maquiavelo, ya en el exilio, se entregó al “alimento” de la lectura de los clásicos y a la escritura de sus pensamientos.

Jesús Reyes Heroles, también. Al ser “renunciado” como secretario de gobernación en 1979, máximo cargo político al que podía aspirar (pues el artículo 82 constitucional le impedía ser presidente), se dedica a dar clases, viajar, leer y escribir.

Aunque intenta congraciarse con los Médici (véase la dedicatoria de El Príncipe), Maquiavelo jamás regresaría al poder. Su discípulo mexicano tendría mayor fortuna. Miguel de la Madrid, antiguo alumno suyo en la Facultad de Derecho, es electo presidente y lo nombra secretario de educación pública. Reyes Heroles muere en marzo de 1985, a los 63 años, en el apogeo de su vida profesional, mientras ejercía el cargo inaugurado por José Vasconcelos y lideraba una “revolución educativa”.     

De Maquiavelo aprendemos que un vasto universo interior es el mejor refugio ante la “malignidad de la fortuna”. De Reyes Heroles, que la vida de la mente es el mejor antídoto contra la frivolidad y el oportunismo.

¿Cuántos políticos rechazan un importante cargo político por integridad moral? En Orfandad. El padre y el político (Alfaguara, 2015), Federico Reyes Heroles narra el digno rechazo de su padre a la gubernatura de Veracruz, su estado natal.

En una cena en casa del jurista Antonio Martínez Báez, el presidente “López Portillo le lanzó a Reyes Heroles algo así como, Chucho, ¿no te gustaría irte a vivir a Jalapa seis años? Por qué no te lanzas de candidato a Veracruz, tendrías todo nuestro apoyo”. La respuesta fue de antología: “No gracias, no mientras López Portillo sea presidente”. El mandatario se molestó: “no comió postre, se levantó y se fue minutos después de la respuesta”.

Reyes Heroles ambicionaba no el poder por el poder sino escribir historia y, sobre todo, hacer historia, no como un sátrapa más, sino como un estadista republicano. Lo logró con creces: su puesto en la historia de México es el del mayor político-intelectual de su generación y el principal artífice de la reforma política que encaminó al país en la senda de la democracia. Fue un digno heredero de las enseñanzas del teórico republicano florentino y padre de la tradición moderna del político-intelectual.

¿Qué diría el sobrio don Jesús de nuestra clase política? ¿De la frivolidad desaforada, los outfits con marcas de diseñador, los viajes en primera clase? ¿Del abuso de la mercadotecnia política, el cinismo desbocado y la corrupción rampante?

Diría, creo, que México reclama políticos más cultos e ilustrados y, ante todo, más sobrios, responsables y mesurados. La estatura política de Reyes Heroles residía no sólo en su inteligencia penetrante sino, especialmente, en su elegancia espiritual, decencia moral y profesionalismo político.

Sin pensamiento, no hay política humanista ni inteligente: esta fue la piedra angular de la vida de “don Jesús, el del gran poder”. Ante la pobreza del presente, nos queda emular lo mejor del pasado, y es allí donde descuella Jesús Reyes Heroles, Maquiavelo mexicano.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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