Política

México en la Geopolítica del Atlántico

  • Columna invitada
  • México en la Geopolítica del Atlántico
  • Ali Barcelata Luna

En el siglo XXI, el Atlántico ha resurgido como uno de los principales escenarios donde se juega el futuro del equilibrio global. Las rutas marítimas, los flujos energéticos, los corredores estratégicos y la competencia entre potencias se entrelazan en este vasto espacio oceánico, donde México, lejos de ser un espectador distante, está llamado a ser protagonista.

Durante mucho tiempo, la atención nacional se ha centrado en el Pacífico, el comercio transfronterizo y las rutas terrestres. Sin embargo, el Atlántico mexicano —desde el Golfo de México hasta el Mar Caribe— es mucho más que una frontera marítima: es una plataforma estratégica para proyectar liderazgo, construir seguridad regional, fortalecer la cooperación internacional y promover un desarrollo justo y sostenible.

Desde el siglo XV, el Atlántico ha sido escenario de intensas disputas de poder. Fue el océano que cruzó Cristóbal Colón, que definió los límites del Tratado de Tordesillas, y donde se consolidó el poder naval de España, Portugal, Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Con la expansión colonial, el Caribe —que Alexander von Humboldt llamó “el Mediterráneo de las mil bocas”— se convirtió en un espacio vital para el comercio, las rutas transoceánicas y la geopolítica hemisférica.

Durante los siglos XIX y XX, EE. UU. consolidó su dominio atlántico con la Doctrina Monroe, el Canal de Panamá y la proyección naval inspirada en Alfred T. Mahan. En la Guerra Fría, el Caribe volvió a ser campo de tensión, como lo evidenció la crisis de los misiles. El Atlántico ha sido y sigue siendo una zona estratégica de poder y competencia.

Hoy, esa competencia persiste, aunque con nuevas formas. China extiende su influencia en el Caribe a través de infraestructura portuaria bajo su Nueva Ruta de la Seda; Rusia estrecha lazos con Cuba, Venezuela y Nicaragua; y Estados Unidos refuerza su presencia militar mediante sus comandos combatientes Norte y Sur, reafirmando su control sobre el llamado “Mediterráneo americano”.

En este escenario, México cuenta con ventajas geográficas e históricas que lo posicionan como pivote geopolítico entre América del Norte, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe insular. Su litoral, sus islas, los pozos petroleros de la Sonda de Campeche, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Canal de Yucatán, lo convierten en un punto clave para la seguridad energética, el comercio global y el combate a las amenazas transnacionales.

En este contexto, las islas mexicanas del Caribe —como Isla Mujeres y Cozumel— no son solo paraísos turísticos o refugios de biodiversidad, sino también activos estratégicos que amplían la soberanía marítima, refuerzan la defensa y seguridad nacional, además de fortalecer la proyección internacional del país.

Por ello, es esencial asumir los Intereses Marítimos Nacionales como una prioridad estratégica para el desarrollo sostenible. Esto significa fortalecer la seguridad marítima, proteger y modernizar el Sistema Portuario Nacional, impulsar la industria naval y la Marina Mercante, fomentar el comercio marítimo y el turismo náutico, aprovechar de manera responsable los recursos naturales marinos, y preservar el medio ambiente marino, al tiempo que se promueve una cultura marítima que reconozca el valor de la mar como espacio estratégico, productivo y unificador.

La Secretaría de Marina, como Autoridad Marítima Nacional y cabeza del Sector Marina, desempeña un papel fundamental en esta tarea, integrando funciones operativas, regulatorias, logísticas, científicas y normativas.

La Armada de México —como brazo operativo de la MARINA—, con su experiencia, disciplina y capacidad de respuesta, es la institución militar nacional de carácter permanente que garantiza la defensa de las zonas marinas mexicanas y la protección de estos intereses. Su despliegue estratégico en las costas e islas atlánticas —mediante la distribución de 1 fuerza, 3 regiones, 6 zonas y 6 sectores navales— permite no solo reforzar la seguridad nacional, sino también generar condiciones para el desarrollo, la prosperidad y la paz regional.

En palabras del Almirante Lorenzo del Peón Álvarez, “el hombre al hacer Geografía está haciendo Historia” y hoy, México tiene la oportunidad de escribir una nueva página de éxito al aprovechar sus ventajas naturales. Asumir el Atlántico como horizonte estratégico no solo es un acto de visión: es un acto de voluntad histórica y conciencia geográfica.

Toque de silencio. 

En memoria de quienes siguen presentes en nuestros pensamientos y corazones, con solidaridad para quienes hoy miran a la mar con ausencia, y con profundo respeto y cercanía para la tripulación del Buque Escuela Cuauhtémoc.

No preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti.

-John Donne


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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