Resulta imposible soslayar un detalle durante la ceremonia en Bellas Artes por los 90 años de Elena Poniatowska, a la que asistieron los tres favoritos presidenciales para la sucesión en el orden que gusta citar AMLO: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. No el detalle de que estuvieran los tres juntos en un acto, porque también había otros personajes de la política como Luisa María Alcalde y Jesús Ramírez Cuevas.
Organizado por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, el acto sin embargo tuvo como una oradora a la jefa de Gobierno, quien recordó la amplia trayectoria de la escritora, desde sus tiempos de reportera hasta sus obras sobre la represión de 1968 y el sismo de 1985, desde su labor como vocera de diversos movimientos sociales y femeniles hasta la obtención del Premio Cervantes, máxima distinción en lengua española.
Poca atención pondrán los ocupados en la política a la exposición de esos blasones, de sobra conocidos de tiempo atrás, pero sí ven con interés que una vez más la gobernante se adelanta a sus contendientes internos en un acto de amplia difusión que no pudo asignar el privilegio del micrófono sin la aprobación de Palacio. En un momento, por cierto, en que las fuerzas vivas, espontáneas, comienzan a recibir a sus preferidos con porras y a lanzar dardos a los rivales.
A Ricardo Monreal, en cambio, se le complicó ya más por dos vías: por un lado el Presidente, a pregunta expresa, dijo que no lo excluye de la contienda, pero añadió sin venir a cuento a otros eventuales aspirantes a la grande… pero de la oposición, entre los que metió en el mismo saco a Chumel Torres, Gabriel Quadri y Lilly Téllez. Además, el zacatecano debió enviar un “abrazo solidario” al canciller después de que no faltaron quienes le atribuyeron la orden para atacar a Ebrard con gritos de “¡neoliberal!”, que, como se sabe, figura en el diccionario de la 4T como un insulto de rango mayor.
Mientras el Presidente se divierte barajando cartas hasta de la oposición, destapando a los priistas Alejandro Murat y a Alfredo del Mazo, y de casa como Rosa Icela Rodríguez, la sucesión empieza a entrar en punto de ebullición.
Alfredo C. Villeda@acvilleda