La ministra Yasmín Esquivel se las ha arreglado para ser un personaje polémico y hoy sabemos que es una característica que acarrea desde sus épocas estudiantiles, cuando se metió o acabó envuelta en una trama de venta de tesis plagiadas que, sea cual sea el desenlace, la dejará marcada de por vida. Hasta hora lo que se sabe es que ella se tituló con una tesis fechada en 1987, un año después de otra igual firmada por otro alumno, en 1986, ambos bajo la tutoría de una misma profesora.
Exhibida la irregularidad, es decir, la existencia de dos tesis iguales con distintos autores y con diferencia de un año entre ambos documentos, el tema subió de tono por dos razones: una, porque la señalada del plagio es ministra y aspiraba a presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y dos, porque es la persona con la que Andrés Manuel López Obrador contaba para relevar a Arturo Zaldívar al frente también del Consejo de la Judicatura.
Defendida en todo momento desde el inigualable escaparate de la mañanera, Esquivel no se arredró, maniobró de formas distintas para culpar a su contemporáneo del plagio y, retadora, expresó: “No tengo nada de qué avergonzarme”. Además, participó en la elección de nuevo presidente de la Corte, en la que le hicieron el vacío y resultó ganadora Norma Lucía Piña, a quien AMLO recibió a alfilerazos.
Mientras el Presidente presiona a la UNAM para hacerse responsable de sancionar o exculpar a la ministra, Esquivel ha urdido una nueva trama con la que ayer logró que la jueza Sandra de Jesús Zúñiga ordene ya no digamos a la Universidad en general, sino específicamente a los comités de ética, a la FES Aragón y al rector Enrique Graue se abstengan de emitir comunicados o llamar a conferencias para divulgar información del caso, pues considera que se atenta contra el principio de presunción de inocencia. Ergo, la ministra está segura de que será encontrada plagiaria.
Desde la UNAM, por eso, anoche mismo reprobaron este intento de acallar a la institución con la prohibición de emitir comunicados o convocar a conferencias, porque “atenta abiertamente contra la libertad de expresión, uno de los derechos humanos más relevantes, y mucho más tratándose de una universidad autónoma”.
Alfredo Campos Villeda
@acvilleda