Nos encontramos en medio de la discusión de una futura reforma electoral en Hidalgo, la cual podría tener una muy breve duración, considerando que a nivel federal ya se están discutiendo los cambios al sistema electoral mexicano. Siendo uno de los temas torales, democratizar la vida interna de los partidos debe ser el primer punto en la discusión, es decir, que tanto las dirigencias como las candidaturas emanen de elecciones libres y competitivas. Que las militancias, aquellas que están dentro de un partido ejerzan sus derechos, que decidan sobre sus dirigencias y sus candidaturas. No podemos olvidar que los partidos son el referente y el actor clave en las democracias representativas, y no realizar procesos democráticos, es claramente contradictorio. La agenda no debe estar centrada tan solo en el proceso electoral, “si la candidatura común”, “si un emblema conjunto”, “si ampliación de periodo de registros y subsanación de candidaturas”, todo ello se atenderá cuando se realicen elecciones primarias. Gran acierto es que esta reforma electoral se discuta en el congreso local, y no en la caja negra del sistema político local, como generalmente ocurría, es decir, en cuarto piso del gobierno del estado. Las discusiones deben darse de frente a la ciudadanía, y que mejor, que sea a través de la denominada figura de parlamento abierto. Pero antes que se abra la discusión, deben crearse los mecanismos formales, para que la ciudadanía en general, expertos, sociedad civil, así como los partidos participen de lleno en la discusión, y que estas realmente sean tomadas en cuenta, no solo como testimoniales. El papel de los organismos electorales mucho dependerá de la reforma nacional, si se mantiene o no una doble estructura electoral, así como lo relacionado al doble financiamiento a los partidos políticos (el que da el INE y los OPLES).
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