Política

Transformar la práctica ¿es posible?

  • Apuntes pedagógicos
  • Transformar la práctica ¿es posible?
  • Alfonso Torres Hernández

Hemos de reconocer que nuestras escuelas se caracterizan por ser instituciones en las cuales existe resistencia al cambio, resistencia al tránsito hacia nuevas condiciones de trabajo docente, incluso podríamos casi afirmar que son conservadoras en sus prácticas, en su organización y en su vida institucional. Construir una nueva cultura de reflexión, participación y acción, no es fácil. Con la puesta en marcha de nuevas políticas, programas y estrategias, parece surgir en los docentes un espíritu de resistencia, de oposición y de indiferencia. ¿Qué es en realidad lo que se opone al cambio? ¿Qué es lo que se presenta como barrera insalvable? ¿Quiénes desean un cambio y quienes se oponen? ¿Cuál es la situación de las escuelas? ¿Cuál es la situación del trabajo docente cotidiano? Responder a ello es complejo. Movilizar el pensamiento y posicionamiento pedagógico de los maestros es complejo. Sin embargo, surge siempre la posibilidad de cambiar, de transformar, de transitar. La reflexión y análisis de la práctica son premisas básicas para ello.

Si partimos del supuesto de que transformar la práctica es posible, es importante entonces revisar los ámbitos de posibilidad, pensados como dispositivos de reflexión, acción y cambio. Un primer ámbito de reflexión es lo referente a la identidad profesional-docente. ¿Por qué somos docentes? ¿Qué trayectoria de nuestra vida recorrimos para estar en el lugar que ahora ocupamos? ¿Fue una decisión propia o fue inducida? ¿Qué me atrae de mi trabajo docente? Nos queda claro, como lo he mencionado en anteriores ocasiones, que no cualquiera puede ser maestro. Si esto así, es importante que los docentes tengan claridad de su función, del papel que juegan en la sociedad y en la escuela. Que reflexionen sobre la trascendencia de ser maestro y la posibilidad que tienen de educar.

Un segundo ámbito es el de la formación. El compromiso de todo maestro al tener la responsabilidad de la enseñanza y aprendizaje de un grupo de alumnos es tener claridad de pensamiento, y para ello es necesario la formación, actualización y superación permanente. El acercamiento a las ideas de diversos autores, mediante la lectura, el dialogo y el análisis del fenómeno educativo, le permitirá una mirada amplia de las problemáticas, le permitirá el desarrollo de su pensamiento, pero sobre todo, le posibilitará tener un posicionamiento pedagógico fundamentado ante el currículum que desarrolla.

Un tercer ámbito, lo constituye la acción en el contexto de su práctica. La reflexión y la formación, quedan nulificadas si no se expresan en la práctica. Si los maestros no se atreven a establecer relaciones educativas diferentes y alternativas; si no se atreven a desarrollar nuevas estrategias de comunicación y enseñanza; los maestros estarán destinados a la sedimentación de su pensamiento y al conservadurismo de su acción. La transformación requiere de acción, de colectividad y de atrevimiento. La transformación requiere de hacer política, de mirar la práctica docente cotidiana como acción política. Es política porque se forma a la sociedad y se forma ciudadanía. Es política porque se desarrolla un currículum oficial. Es política porque el docente es ciudadano y trabajador. Es política porque toda acción educativa conlleva a la posibilidad de reconstrucción social.

Como podemos advertir, transformar la práctica es un objetivo complejo y de difícil logro, pero no imposible. La cultura escolar, así como las prácticas pedagógicas en el aula, no se construyeron en un día. Tampoco son voluntad de los sujetos, sino que tienen una serie de determinantes históricas, políticas y contextuales. Romper una cultura, entonces, no es tarea fácil, porque nos implica romper con algo nuestro, algo que está dentro de nosotros.

Transformar la práctica, sin embargo, es un imperativo de nuestros tiempos. Es un imperativo si reconocemos que la educación en su esencia es cambio, Es un imperativo, porque es necesario vivir nuevas experiencias, de atrevernos a lo desconocido, a lo inexplorable hasta ahora. Transformar la práctica inevitablemente implica transitar hacia una nueva racionalidad de pensamiento y acción. Una racionalidad más articulada a la realidad social, a las necesidades educativas, a la esencia de la educación.

Bazdrech (2000) nos dice, transformar la práctica significa, pues, transformar la racionalidad lógica de las acciones a fin de constituir una racionalidad pertinente a la educabilidad de las acciones. Se trata de pensar-seleccionar-hacer las acciones en términos de aquellas que son congruentes con la índole de los propósitos educativos, para el contexto y la situación específica de aprendizaje.

torresama@yahoo.com.mx

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