Política

La construcción de proyectos educativos

  • Apuntes pedagógicos
  • La construcción de proyectos educativos
  • Alfonso Torres Hernández

La elaboración de un proyecto educativo, sea este escolar o de gestión, no sólo consiste en conocer la realidad, diseñar la perspectiva futura y estudiar las posibilidades estratégicas para su realización. La verdad es que se trata de un proceso permanente e incesante de hacer, revisar, evaluar y rehacer planes que sólo concreta su tarea en la cotidianeidad de la práctica. Esta concepción está en la base del proyecto educativo. Chávez (2004) lo define como el “conjunto coherente de operaciones y acciones que permiten modificar una situación educativa inicial determinada en una situación-objetivo caracterizada por un conjunto de factores de orden social que permiten mejorar las condiciones educativas del contexto y de la población en donde se interviene”.

En el plano metodológico, el proyecto educativo se convierte en la unidad más operativa del proceso de planificación, y es el que permite modificar la realidad. Esto se expresa en la generación de ideas y acciones que buscan el mejoramiento de la educación en el espacio particular de los actores. La importancia de un proyecto educativo, radica en que rompe con el modelo prescriptivo de la planificación tradicional, ya que no se limita al diagnóstico y la programación, sino que incluye la acción colectiva. De otro modo, la alternativa es elaborar proyectos educativos institucionales en respuesta a exigencias normativas, más con el carácter de un plan formal o un medio burocrático más para conseguir fondos, que de una estrategia de mejoramiento de la gestión y de cambio institucional.

En este sentido, el proyecto educativo es una expresión de comunidad educativa que se acompaña de un proceso de reflexión colectiva, otorga identidad, vigencia y continuidad a la institución, y se erige en el criterio básico a partir del cual se derivan todas las acciones. El proyecto educativo constituye un instrumento fundamental:

• para la gestión institucional, si se utiliza sistemáticamente en la orientación, conducción, desempeño y evaluación de la institución;

• para articular los objetivos de política educacional con las prácticas educativas; y

• para identificar, analizar y procesar los problemas institucionales, cooperando y asignando responsabilidades a los miembros de la comunidad educativa.

Construir y operar un proyecto educativo, es un proceso de recreación constante de la “cultura escolar’ a través de la constitución de espacios de comunicación e interacción. En este proceso, se desarrollan actividades como las siguientes: Definición de los propósitos generales o fines; descripción y análisis del estado de situación, detallando logros y obstáculos; identificación de factores que favorecen u obstaculizan; determinación de los principales problemas y sus causas; establecimiento de las metas específicas del plan; definición de acciones, actividades, responsables, tiempos de ejecución, indicadores de logro y formas de evaluación; identificación de recursos y fuentes de financiamiento; y análisis de la viabilidad pedagógica, institucional, técnica y financiera del plan.

La formulación y evaluación de proyectos educativos con la participación de los actores incrementa la capacidad de gestión de las escuelas, en parte porque contribuye a generar procesos diferentes de decisión, en los que no solamente intervienen los que tradicionalmente deciden, sino que amplían la participación a otros agentes y factores no incluidos habitualmente.

Esta forma de trabajar en la escuela y con la comunidad permite incorporar la multiplicidad de variables que la conforman como una realidad compleja, articulándola en la gestión institucional. Trabajar en proyectos viabiliza que las actividades cotidianas funcionen de manera muy “engranada”, donde cada uno sabe lo que tiene que hacer y lo hace.

Entre las características y ventajas de estos proyectos se considera que esta en permanente elaboración, no llegando nunca a ser un producto terminado por estar sometido necesariamente a procesos de evaluación y retroalimentación para responder a las nuevas situaciones; genera identidad a la institución en tanto sus elaboraciones demandan conocer quiénes son (diagnóstico) y saber qué quieren ser (imagen-objetivo); favorece la participación de los actores; orienta y justifica acciones y decisiones; favorece las relaciones interpersonales al generar las condiciones para el trabajo compartido; potencia el desarrollo profesional de los actores que son estimulados a nuevas respuestas ante las diferentes demandas; es una herramienta facilitadora para la innovación y el mejoramiento institucional; y sirve de puente entre la teoría y la práctica.

Es preciso mencionar que el proyecto educativo no implica solamente un documento formal, ya que éste no tiene sentido si no se implementa en un conjunto de actividades para el logro de metas comunes. Proyectos que queden como meras tareas administrativas no originan ningún cambio en las rutinas de las prácticas, tanto de gestión como de aula. En cambio, cuando el trabajo de directivos y docentes es fruto de la reflexión pedagógica y metodológica de las acciones, se puede decir que existe un compromiso por mejorar.

torresama@yahoo.com.mx

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.