Yo no sabía que se trataba de una canción infantil bien conocida en el Reino Unido, pero su letra es una síntesis de lo que podría ser la vida para cualquiera de nosotros: “Solomon Grundy. Nacido el lunes. Bautizado el martes. Casado el miércoles. Se enfermó el jueves. Empeoró el viernes. Murió el sábado. Enterrado el domingo. Y eso fue el fin de Solomon Grundy”.
Curiosamente la rima fue recopilada por James Orchard Halliwell, quien la publicó en 1842. Es decir, el hecho de considerar que la existencia humana se reduce a un puñado de eventos no es algo nuevo. La rima es una especie de concepción universal que encapsula el ciclo de la vida de manera básica y simple.
Con todo, en nuestro interior hay un anhelo de que haya algo más. Pero el vacío que tú y yo llevamos en nuestro interior no puede ser llenado por nada de lo que el mundo nos ofrece. Dios lo expresa de esta manera: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”, (Jeremías 2:13)
“Cavar cisternas rotas” es invertir nuestras vidas en todo aquello que nos dejará exhaustos y sin esperanza, si decidimos excluir a Dios de la ecuación. Para ser sinceros, todos lo hemos hecho. Las “cisternas rotas”, suelen dejar vacío, desesperanza, soledad, culpa, miedo, vergüenza, resentimientos, amargura, ira, deseos de venganza y muchas otras heridas en el alma.
Jesucristo dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”, (Juan 7:38). “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”, (Juan 4:14)
Creer en Cristo es “beber de el”. El Dios del universo se humanó en Jesucristo y fue a la cruz, para llevar sobre sí mismo nuestros pecados y sufrir nuestro respectivo juicio y castigo para otorgarnos gratuitamente perdón, salvación y vida eterna.
“Yo he venido para darles vida y para que la tengan en abundancia”, nos asegura Jesús. No significa ausencia de dificultades. Es su continua presencia y acompañamiento en todos los desafíos que enfrentemos en la vida, para luego estar en el Cielo con él por la eternidad.
Rinde tu vida a Jesucristo. Cree en él y salvo serás ¡Te ama el Señor!