Estaban ocultas en cajas y envolturas de dulces populares para tratar de pasar desapercibidas. Eso generó una alerta inmediata para las autoridades que decomisaron antier 12 mil pastillas de fentanilo en el Aeropuerto Internacional de los Ángeles California. Y es que, en Estados Unidos, estamos a días de que miles de niños salgan a las calles y vayan de casa en casa pidiendo dulces durante el tradicional festejo de “Halloween”.
Pero no solo es California, todo el país sufre por esta invasión de dicha droga. Tan solo entre los meses de mayo y septiembre elementos de la Agencia Antinarcóticos de los Estados Unidos, DEA, decomisaron 10.2 millones de pastillas de fentanilo como resultado del operativo “One PIll Can Kill”, “Una Pastilla Puede Matar”.
En el plano espiritual también se ofrecen píldoras mortales disfrazadas de tonos coloridos: “No importa en que creas con tal de que seas sincero”; “El amor es puro sin importar el sexo”, “Todos los caminos conducen a Roma”; “Dios es el mismo en todas las religiones, solo cambia el nombre”; “No hay Cielo ni Infierno. Muerto el perro se acaba la rabia”; “Vive y deja vivir”; “Si a ti te hace feliz, hazlo”; y la lista puede seguir de manera amplia.
El problema es que todos nos hemos tragamos este tipo de mentiras. Como resultado nuestra alma se intoxica. “Porque la paga del pecado es muerte”, nos dice el apóstol Pablo en Romanos 6.23. Nuestras malas decisiones no solo nos afectan a nosotros, sino a muchas víctimas inocentes a nuestro alrededor. Sin embargo, también en ese mismo versículo el apóstol Pablo, -quien durante gran parte de su vida ingirió las píldoras envenenadas de la religiosidad que le hizo perseguir a los cristianos-, nos asegura: “Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Al igual que las drogas, las mentiras espirituales son adictivas y nos conducen a la esclavitud del pecado. Pero Dios te quiere regalar lo que verdaderamente endulzará tu existencia. Hay perdón en Jesucristo; hay vida nueva en él; hay un nuevo comienzo como nos dice el apóstol Juan: “Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”.
Jesús te ama y quiere rescatarte. Ven a él tal como estás. Deja que entre a tu corazón y te sane. Solo cree.
Alejandro Maldonado
