Muchos exfuncionarios del barbosismo y el cespedismo están durmiendo con el frasco de ansiolíticos en la mesa de noche.
La noticia les cayó como una bomba al enterarse que María Teresa Castro Corro fue declarada culpable por desvío de recursos y abuso de autoridad, en el caso del quebrado Accendo Banco, donde metieron más de 600 millones de pesos del erario poblano.
Sí, dinero de los contribuyentes en una institución que ya estaba al borde del colapso financiero.
La sanción de 20 años de inhabilitación y una multa de más de 360 millones de pesos, dicen en los pasillos, es apenas el inicio.
Hay más nombres en la lista. Algunos ligados al finado Miguel Barbosa, otros al sustituto Sergio Céspedes porque, hay que recordarlo, uno fue el heredero político del otro.
Y en esa transición pactada, parte de las estructuras del poder sobrevivieron.
Durante años nos repitieron el mantra del “No somos iguales, no mentimos, no robamos, no traicionamos.”
La realidad los desenmascara, porque mintieron, robaron y traicionaron, todo al mismo tiempo.
Se sintieron impunes, eternos e intocables y que el poder iba a ser vitalicio. Duraron apenas tres años.
El barbosismo no solo se fracturó desde adentro sino que terminó encarcelando a sus propios aliados antes que a sus enemigos, llenando la cárcel de “presos políticos”.
Ningún proceso prosperó ya que con el tiempo, todos salieron libres.
Barbosa gobernó desde su trono en Casa Aguayo, rodeado de aduladores y operadores que le vendieron mentiras como si fueran lealtad.
El resultado fue el de una administración corroída por el rencor, el revanchismo y el desaseo.
Ahora, esas mismas voces que lo rodearon, los que susurraban decisiones, firmaban oficios y acomodaban contratos, temen que la justicia toque a su puerta. Porque la madeja apenas empieza a desenredarse.
Imagínense lo que se podría encontrarse en seguridad, justicia, infraestructura y comunicación social.
Si esa limpieza continúa, la lista de culpables podría ser larga y políticamente incómoda.
Tenían razón en una cosa: no eran iguales a los de antes. Fueron peores.
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Agradezco a la empresa Audi de México por haberme invitado a participar como jurado de su Concurso de Ofrendas 2025, donde colaboradores de distintas áreas de la planta armadora en San José Chiapa, mostraron su creatividad y empeño para elaborar 14 magníficos altares.
Y felicidades a los directivos por promover las tradiciones mexicanas.