Mientras que Marcelo Ebrard está ocupado en su campaña preelectoral y la política exterior carece de rumbo, el desaliento cunde en el Servicio Exterior Mexicano.
El secretario de Relaciones Exteriores despliega una campaña con miras a la elección presidencial mientras que son relegados asuntos inherentes a su cargo, antes de su renuncia en los próximos meses para buscar la postulación de Morena o de algún otro partido político.
Reporte Índigo difundió que Ebrard habría planteado, en la reciente visita a Washington del presidente Andrés Manuel López Obrador, su salida de la SRE para febrero, pero el mandatario le habría pedido que “aguantara” hasta abril. El columnista Alfredo González fue el primero en publicar la versión en El Heraldo.
Ebrard, quien tiene la imagen de portar relojes Relox de alto valor económico, pronunció un discurso de izquierda en la reunión del Grupo de Puebla, agrupación de ex presidentes latinoamericanos progresistas, favorable a subir impuestos a las grandes corporaciones y a los multimillonarios para luchar contra la desigualdad.
Mathieu Tourliere en Proceso informó que la reunión fue convocada por Mario Delgado, presidente de Morena y operador de Ebrard, lo que seguramente causará extrañeza, por decir lo menos, a Claudia Sheinbaum y a Ricardo Monreal, por la falta de equidad en la contienda interna por quien se supone debe ser un árbitro imparcial.
Ebrard se proyecta como presidenciable usando su cargo al difundir fotos con Angela Merkel o usurpar, con poca elegancia, las funciones de la jefa de Gobierno de Ciudad de México al inaugurar la nomenclatura de una calle en Nueva York al lado del alcalde Bill de Blasio, denominada México-Tenochtitlan.
Ebrard difundió constantes mensajes en las redes sociales de millones de vacunas que fueron negociadas por la subsecretaria Martha Delgado, su favorita a sucederlo en la SRE, cuyos contratos han sido declarados confidenciales, ocultos al escrutinio público.
Mientras, la diplomacia mexicana carece de brújula, cambia el discurso según las circunstancias y también según el foro en el que participe. Un día México quiere desaparecer a la OEA en la Celac pero al otro día se retracta. Un día México pide a China vacunas, otro día señala en Washington que ese país es una amenaza.
Y mientras damos bandazos en el exterior, Ebrard sigue sin convocar el concurso de ascenso para los diplomáticos, cuya carrera está frenada desde el inicio de este gobierno, cuando la ley señala que debe realizarse de preferencia cada año.
Hasta ahora, Ebrard en tres años no ha publicado el concurso de ascenso por el cual compiten diplomáticos de carrera: 811 deben concursar por 200 plazas; 84 en la rama técnico-administrativa y 116 de la diplomática-consular (15 para nivel de ministro, 26 de consejero, 33 de primer secretario y 42 para segundo secretario).
Mientras cunde el desaliento en los diplomáticos mexicanos, los empleados consulares se quejan de no ser reconocidos en su plenos derechos laborales y obligados a firmar el aguinaldo como si fuera finiquito.
Pero a Ebrard no le quita el sueño la inconformidad de unos cuantos funcionarios y empleados, carentes de influencias, pues solo sueña en ser presidente de la República.
Agustín Gutiérrez Canet
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