Política

Desastrosa política exterior

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Andrés Manuel López Obrador parece decidido a cerrar con broche de cobre su malhadada política exterior. Es el ámbito de su desempeño más errático —en el que más desfiguros ha hecho, quizá solo por debajo de los de seguridad y salud— y varios de sus dichos y hechos recientes complicarán más algunas relaciones bilaterales importantes para México. Empiezo por la mayor, la de Estados Unidos. El presidente Biden ha optado por soslayar la rudeza innecesaria en que AMLO incurrió en contra suya en torno a la elección de 2020 en ese país. El apoyo mexicano en la contención migratoria le es vital y ha hecho de tripas corazón para no contrariar a su homólogo. Pero el establishment demócrata no es tan indulgente: senadores, congresistas, gobernadores, periodistas y empresarios de esa persuasión no le perdonan su respaldo a Donald Trump.

Hay una inminente contradicción. AMLO ha anunciado que pedirá a nuestros paisanos repudiar a los candidatos antiinmigrantes, y la conclusión lógica de ello es exhortarles a rechazar a los representantes de la vertiente MAGA del Partido Republicano —el reservorio electoral de la xenofobia y el racismo— con su adalid Trump en primerísimo lugar: no hay en la política estadounidense un enemigo más furibundo de la inmigración y particularmente de los migrantes mexicanos que él. Y sin embargo, AMLO no lo toca ni con el pétalo de una crítica mañanera, y yo creo que no osará pedir el voto en su contra. Hará toda suerte de maromas para evitarlo, porque increíblemente lo quiere ver de regreso en la Casa Blanca, y erosionará aún más la relación de la 4T con los demócratas.

Otro frente es el de España. Su más reciente arremetida contra el rey Felipe VI incrementa los méritos del canciller español para aspirar —permítaseme la cuchufleta— al premio Nobel de la Paz por su reiterada resignación a poner la otra mejilla. Las mañaneras han sido pródigas en ofensas a la Corona y a ese gobierno. No recuerdo a un presidente de un país no bananero -me resisto a considerar que en eso se ha convertido el nuestro- que haya hecho más declaraciones agraviantes contra un Estado con el que sostiene relaciones diplomáticas que AMLO contra España. Aunque Austria y Panamá y Perú y un largo etcétera no se quedan muy atrás.

Finalmente, a la oposición en Venezuela y en general a los adversarios de los regímenes autocráticos AMLO les receta la “beca del repatriado”. Curiosa selectividad: ¿por qué solo a los venezolanos les da dinero para que vuelvan a la tierra de la que escaparon? Ya nomás falta que beque de regreso a quienes huyen de la brutal represión de la dictadura nicaragüense. En fin. A risibles planes de paz y ausencias en foros multilaterales se suma ahora un insólito rescate inverso para incentivar el síndrome de Estocolmo.

No será AMLO quien pague los platos rotos, desde luego. Le tocará a Xóchitl recomponer las cosas o a Claudia asumir el costo de tales despropósitos y, dentro de su estrecho margen de maniobra, limar enormes asperezas. Y claro, México habrá de padecer las consecuencias de una desastrosa política exterior que, por cierto, no lo ha sido tanto por ideologización cuanto porque AMLO, en su arrogancia, no se deja asesorar por quienes sí saben. Ni hablar. La mezcla de ignorancia y soberbia hace mucho daño.


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Agustín Basave
  • Agustín Basave
  • Mexicano regio. Escritor, politólogo. Profesor de la @UDEM. Fanático del futbol (@Rayados) y del box (émulos de JC Chávez). / Escribe todos los lunes su columna El cajón del filoneísmo.
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