Celebro que la 4T empiece a admitir su vocación autoritaria. En vez de decir cínicamente que el fiscal General de la República renunció porque anhelaba ser embajador, algunos de sus partidarios reconocen que se trató de un golpe de autoridad de Claudia Sheinbaum y argumentan que la Presidenta necesita el control total del aparato del Estado. Qué bueno; así, con sinceridad, sí se puede debatir.
López Obrador concentró todo el poder en sus manos y heredó una gran parte a su sucesora. A mí, francamente, eso de quitarle a la Fiscalía la pizca de autonomía con que contaba me parece peccata minuta frente a la aberrante reforma judicial. Si hubiera una judicatura independiente no me asustaría que el Ejecutivo volviera a manejar formalmente el Ministerio Público, de donde en realidad nunca salió. El problema es que AMLO la morenizó, y ahora la 4T acusa y sentencia. He aquí el meollo del viejo pero vigente asunto. ¿Es saludable que una persona acapare semejante fuerza?
No hay debates agotados por personas: hay personas agotadas por debates. Tachar de nostálgicos a los defensores de los equilibrios democráticos es, ese sí, un recurso anacrónico. Quien pide una Presidencia todopoderosa en aras de la eficacia de su proyecto apuesta a la incorruptibilidad e infalibilidad de un líder. Es el argumento tácito de AMLO: los límites a los presidentes se justificaban con el prianismo corrupto, pero con él eran estorbos innecesarios. Ni siquiera hay que recordar los graves daños que esa concentración de poder ha causado en otros lugares y épocas; basta ver los estropicios que Andrés causó aquí hace tan poco tiempo que todavía no superamos el escalofrío.
El excepcionalismo es refugio de necios. AMLO solía citar a Terencio: soy hombre y nada de lo humano me es ajeno, decía mordiéndose la lengua mientras la omnipotencia lo corrompía y obnubilaba. La misma excepción que haría a los señoríos prehispánicos incapaces de las barbaridades de todos los demás imperios del mundo los exime a él y a Claudia de corromperse y equivocarse. Nada ni nadie debe detener la marcha de los arcángeles transformadores. ¿Segalmex, la Barredora, el huachicol fiscal? Traspiés insignificantes comparados con la redención del pueblo. En todo caso, el autócrata ha de tropezarse consigo mismo, no con otredades insumisas.
¿De veras invocan ese revisionismo? Elegir juzgadores y, sobre todo, crear un Tribunal de Disciplina que castigue a los que tengan “la arrogancia de sentirse libres”, como citaba AMLO en otra de sus hemorragias linguales, es su más ruinoso disparate y no se habría aprobado en un Congreso ya no se diga opositor, tan solo con legisladores dispuestos a defender la salud de la República ante un desvarío presidencial. Si más allá de la demagogia los arquitectos del segundo piso de la 4T creen que ya somos la nación más democrática del mundo, que se cuenten las muelas. Y que convenzan a los inversionistas que tanto necesitan de que sus intereses estarán a salvo en tribunales de consigna porque también ahí la Presidenta mandará. Total, solo tendrán que pedirle el favor.
PD: La nueva doctrina Monroe regresa al dominio de Estados Unidos en América. En el resto del mundo no desideologiza, solo cambia el mantra de la democracia liberal por el del nativismo antiinmigrante.