El horror del viernes por la noche en París resulta de una complejidad tan dolorosa como indescifrable. Recurro a las palabras de otros a partir de las preguntas: ¿Se trata de matar una idea? ¿La idea de Europa y la civilización occidental?
Amos Oz dice en su texto, "Esperando a los bárbaros", publicado en Laberinto: "Creo que aún es imposible matar una idea con una mano dura. Las malas ideas deberían ser vencidas, en última instancia, por ideas mejores. ISIS no es solo un grupo de asesinos, es una idea nacida de la rabia y la desesperación y el fanatismo. Se puede recurrir a la mano dura para derrotar a ISIS, pero el vacío consiguiente debe llenarse con mejores ideas (...)".
En su libro, La idea de Europa, George Steiner plantea cinco características que la definen: los cafés (espacios para el debate y la creación); el paisaje a escala humana y transitable; las calles y plazas que llevan los nombres de grandes estadistas, científicos, artistas y escritores; la doble ascendencia en Atenas y Jerusalén (la razón y la fe) y la aprehensión de un capítulo final "(...) como si Europa, a diferencia de otras civilizaciones, hubiera intuido que un día se hundiría bajo el paradójico peso de sus conquistas y de la riqueza y complejidad sin parangón de su historia". Para él, dicho episodio comenzó con las dos guerras mundiales, subió al escenario con la brutalidad de Auschwitz y el Gulag, siguió en la guerra de los Balcanes..."Los odios étnicos, los nacionalismos chovinistas, las reivindicaciones regionalistas, han sido la pesadilla de Europa".
Somos una especie capaz de un sadismo y una ferocidad indescriptibles; sin embargo, dice Steiner, este mamífero tan peligroso ha generado tres ocupaciones de una dignidad trascendente: la música, las matemáticas y el pensamiento especulativo (la poesía o "música del pensamiento" y la metafísica).
Si la idea de Europa tiene futuro, advierte, es posible que dependa menos de las subvenciones bancarias, las inversiones en tecnología o aranceles comunes y de la OCDE y la OTAN, que de la reorientación de la enseñanza y los medios de comunicación. Porque hoy, más que la censura, lo que mata a la cultura es la uniformización, el despotismo del mercado y las recompensas del estrellato comercializado. En un mundo asolado por el fundamentalismo criminal, el autor propone a los europeos la elaboración de un humanismo secular, cometido "del espíritu y del intelecto".
Steiner publicó su libro en 2005. Hoy, unos 4 mil franceses de origen árabe se han sumado a la yihad y los cafés de París están vacíos.
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