Cultura

Telenovela espacial

Hablemos de Spaceman (El astronauta), con Adam Sandler. Lo primero que descubro son una serie de referencias a películas clásicas de ciencia ficción: 2001: Odisea del espacio , en la parte donde es jalado hacia la nube Chopra y entra en un proceso de alucinación. Solaris, de Stanislaw Lem, en tanto que sus culpas y recuerdos definen la trama de la película y que conllevan marcados tintes psiquiátricos. En la Metamorfosis, de Franz Kafka (checoslovaco, igual que el autor del libro, de los personajes y de la misión), además de la absurda presencia de una araña telepática, parlante y psicoterapeuta y que, encima, trae un elemento de comedia, al ponerla como a un arácnido que, para aliviar la ansiedad, come Nutella. Puedo ver asimismo un rezago de The martian (Misión rescate, con Matt Damon), pero el tema es muy distinto y de eso voy a hablar más adelante. Me gustó mucho la estética ochentera del bloque soviético; me recuerda el filme Sputnik (2020), de Egor Abramenko. El tema de la transición hacia la democracia también es notable y pueden verse algunos rezagos de aquellos discursos oficiales resaltando el valor del pueblo, el sacrificio individual por un bien común y cosas por el estilo.

Vamos a la nave espacial. Un cagadero propio de la época y que parece más una cueva de teporochos y homeless. Pienso que la nave representa a la ciencia, este concentrado y potente mundo de tecnología que observa el universo con precisión, pero que es incapaz de entender al hombre y mucho menos resolver sus problemas. Y esa nave recorre el espacio exterior recolectando datos de manera fría y metódica para interpretarlos y crear una imagen, un modelo de la realidad basada en esa filosofía, con esa metodología. Pero es menester de la poesía, el arte, encontrar otro tipo de respuestas –y soluciones–, principalmente en lo que refiere a nosotros. La nave espacial es un mundo contenido en sí mismo y para sí mismo: es su propio objetivo, su propio sentido y no puede ir más allá. Empero, la filosofía se nutre de sus hallazgos, estableciendo así un diálogo que poco a poco va formando un discurso viable, real, profundo.

Vamos a El astronauta (Spaceman). La perturbación astronómica (la nube de Chopra) es un símbolo que cataliza el proceso de introspección del astronauta, forzándolo a aceptar que, antes que el descubrimiento científico, su prioridad es él, sus recuerdos, traumas y culpas: específicamente la relación con su esposa y con un trauma infantil que no viene al caso.

En la película se enfatiza esta reflexión: “El universo es como debe ser”. Bueno, me parece que la peli no es lo suficientemente ni filosófica ni psicológicamente dramática como para tener un efecto profundo y permanente en la audiencia. Sencillamente no es trascendente. Se queda en una buena intención, pero teme dar el paso que sigue. Se pudo haber involucrado un poco más con el absurdo de la existencia (a través de la presencia del arácnido-psicólogo), con la presión tremenda de la soledad (creando un proceso de paranoia e intensificando los fantasmas confeccionados a partir de la memoria). El final feliz tampoco estaría indicado aquí. Sí, el astronauta aislado y alienado asaltado por sus fobias, culpas y traumas alcanza una epifanía, pero debe morir. Hay que pagar un precio por alcanzar la iluminación. A la mierda la felicidad. Es demasiado cómodo y fácil. Mi final hubiese sido el siguiente: colocar al astronauta –que ha pasado por una fase de desmaterialización cuántica en la nube de Chopra– en el bebé que su mujer espera, recurriendo un poco al tema de la reencarnación. Algo así.

La película tiene momentos de comedia romántica, simplona. No digo que esté mal, pero usar un muy buen trasfondo científico para crear una ambientación de ciencia ficción y terminar en una telenovela, pues no. Ni para qué perder el tiempo comparándola con Interestelar, pues Spaceman se queda muy chiquita frente a este filme. Y en cuanto a The martian es loable basar el filme en meras soluciones prácticas, tecnológicas, para resolver un tema de supervivencia en un medio hostil, un poco al estilo de MacGyver. En Spaceman no hay nada ni de lo uno ni de lo otro.

En suma: la fórmula de drama psicológico, ciencia ficción, política, astrofísica y comedia del absurdo no logró la conjetura adecuada y resultó inefectiva. 


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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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