Cultura

Mayoría

La opinión de una gran mayoría ni garantiza ni implica una verdad. En la democracia se puede ver este resultado: una gran mayoría ha votado por idiotas y manipuladores 

En aquellos años –y parece que todavía– muchos anuncios recurrían a la muletilla clásica de “8 de cada 10 médicos –o dentistas– recomiendan tal y cual producto”.

Siempre me quedó la duda sobre los otros dos médicos, ¿por qué ellos no recomendarían el producto? ¿Saben algo que nosotros ignoramos o simplemente son malos médicos y son incapaces de reconocer un buen producto? ¿Acaso no les pagaron lo que requerían para anunciarlo? ¿Por qué siempre son 8 y no 9 o 7? Tengo tantas preguntas.

Soy de los que piensan que la opinión de una mayoría no siempre es la correcta ni la mejor. De hecho, casi siempre está equivocada.

El argumento detrás de la muletilla de los 8 médicos contra dos es engañosa y falaz, y corresponde a un truco de mercadotecnia que supone que una opinión dictada por una mayoría, por el solo hecho de serlo, es o debe ser cierta o por lo menos debería ser tomada en cuenta. Pues ya lo he dicho: es una falacia. Tampoco se tiene ninguna evidencia de haber llevado a cabo una encuesta. Otra mentira más.

La publicidad es precisamente eso y no debemos esperar una lección ni de lógica ni de ética: no es filosofía. Se trata de vender un producto. Da risa cómo en algunos anuncios muestran a “médicos” y “expertos” cuando a leguas se nota que son actores disfrazados. En tiempos más recientes los ejecutivos de las marcas se dieron cuenta que ya no podían engañar al público y comenzaron a contratar a médicos de verdad, exhibiendo sus títulos universitarios y cédula profesional para justificar y avalar el producto. Pero al final es lo mismo: al muñeco que sale ahí se le paga, no lo hace ni por gusto ni por convicción y no está haciendo ninguna obra de beneficencia.

Con eso no tengo ningún problema, pues siempre he pensado que la civilización no es más que una gran farsa, una puesta en escena para demostrar lo ruines, depravados, maniáticos y mentirosos que somos.

No, lo que me enfurece es la falacia, el error lógico, el hecho de que se nos tome como estúpidos y que nos manipulen sabiendo que existen técnicas para lograrlo de manera efectiva. Y así, bajo esta agenda, nos venden desde una pasta de dientes, un suplemento alimenticio que no sirve para nada, una crema para aliviar los ardores pulsátiles de las hemorroides o, peor: un presidente de la República.

Entonces, el tema es tener la suficiente perspicacia e inteligencia para darnos cuenta de estamos siendo manipulados a cada rato. Con el propósito que usted quiera, pero al final terminamos haciendo lo que ellos quieren. El reto es lograr que la masa se dé cuenta de esto. Y la verdad es que va a estar muy cabrón, porque la masa no piensa, reacciona. Luego lo que se debe hacer es una contrarreacción, una campaña permanente para informar a las personas lo que les conviene y lo que no. ¿Acaso no lo hicieron con los famosos sellos negros hexagonales en la comida empacada? Bajo la misma lógica se deberían exponer a los políticos rapaces y mentirosos, y obligarlos a renunciar, tanto a los puestos públicos que ya ocupan como a las campañas en las que puedan estar involucrados para alcanzar tales puestos.

Conclusión: la opinión de una gran mayoría ni garantiza ni implica una verdad. En la democracia se puede ver este resultado: una gran mayoría ha votado por idiotas incompetentes, tiranos, dictadores, psicópatas y manipuladores. ¿Por qué? Porque compraron una idea, una imagen que se vendió de manera correcta y en el momento adecuado, sin más.

Ah, y para las elecciones que vienen, hay que sumar las ya clásicas marranadas del sistema político mexicano: acarreos, manipulación de urnas, golpeteo, uso masivo de bots, presión judicial y policial, manipulación de medios y tantas otras artimañas que ya conocemos. Y sí me gustaría escuchar en algún momento que “8 de cada 10 mexicanos están hasta la madre del actual gobierno”. Hasta ese día.

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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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