El repunte de la inflación registrado en noviembre anticipa un entorno de mayor presión para los hogares y los negocios en México, particularmente de cara a los primeros meses de 2026, afirmó Paulina Anciola, subdirectora de Estudios Económicos de Banamex.
En cuanto a las perspectivas, Banamex estima que la inflación general se ubicará alrededor de 4.5 por ciento en los primeros meses de 2026, con un punto máximo hacia marzo.
Para el cierre del año, se prevé que la inflación general alcance 4.3 por ciento, mientras que la subyacente se sitúe en 4.2 por ciento, niveles superiores a los proyectados para el cierre del año actual.
En este contexto, el repunte inflacionario no solo afecta el poder adquisitivo de los hogares, sino que también obliga a empresas y sectores productivos a ajustar estrategias de precios, costos y planeación financiera ante un panorama de mayor presión económica en el corto plazo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), la inflación general anual aumentó 0.66 por ciento durante noviembre, impulsada principalmente por el alza en alimentos y energéticos, lo que encarece la canasta de bienes y servicios más consumidos por las familias.
En el mismo periodo, el índice de precios subyacente, que excluye productos de alta volatilidad, registró un incremento mensual de 0.19 por ciento a tasa mensual, reflejando presiones persistentes en mercancías y servicios.
Dentro de los componentes con mayor impacto destacaron las frutas y verduras, cuyos precios aumentaron 3.49 por ciento, así como los energéticos, con un alza de 2.97 por ciento.
Para Anciola, el dato de noviembre representó una sorpresa al alza frente a las previsiones del mercado.
“Vimos una sorpresa al alza en el dato de noviembre”, explicó, al señalar que algunos productos registraron incrementos mayores a los esperados, como el jitomate y el chile serrano.
La especialista detalló que, en el caso de frutas y verduras, se trata principalmente de un fenómeno estacional que suele presentarse durante los meses de noviembre y diciembre.
Sin embargo, aclaró que este ajuste ya habría alcanzado su punto máximo, por lo que se espera una moderación gradual en las siguientes quincenas.
“Es un tema estacional que normalmente vemos en el periodo noviembre-diciembre”, indicó.
No obstante, el comportamiento de los precios de las mercancías mostró un panorama distinto. A pesar del periodo de descuentos asociado al Buen Fin, los precios se mantuvieron presionados y registraron un incremento mayor al anticipado.
De acuerdo con Anciola, se esperaba que los precios bajaran en la segunda quincena del mes, sin embargo, el ajuste no se materializó como se tenía previsto, lo que refleja una mayor rigidez inflacionaria en este componente.
Hacia adelante, el análisis de Banamex apunta a que las presiones inflacionarias podrían mantenerse elevadas, sobre todo durante el primer trimestre del próximo año.
Entre los factores que explican este escenario se encuentran la aplicación de nuevos impuestos, particularmente el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), así como posibles ajustes asociados a aranceles.
“Sí es un poco preocupante que vemos todavía presiones elevadas, sobre todo para el primer trimestre del siguiente año”, advirtió la especialista.
Este entorno inflacionario representa un reto tanto para el consumo como para la planeación financiera de las empresas.
Anciola señaló que, además del impacto en los precios finales, las pequeñas y medianas empresas deberán considerar el aumento en el salario mínimo aprobado para el próximo año, que será de 13 por ciento, superior al incremento del 11 por ciento observado este año.
Este ajuste, si bien positivo para los ingresos de los trabajadores, podría traducirse en mayores costos operativos para las empresas.
“Por el lado de los costos de las empresas, pues se van presionando cada vez más”, explicó, al advertir que estos incrementos podrían trasladarse gradualmente a los precios, alimentando nuevas presiones inflacionarias.
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AG
