Representantes de países europeos visualizan al puerto de Altamira como el sitio adecuado para la exportación de hidrógeno verde, una alternativa de energía limpia ya utilizada en Países Bajos. El escenario cuenta con la disponibilidad para una terminal que además de distribuirlo a la industria local pueda importarse hacia el viejo continente.
César Vera Méndez, vicepresidente del Consejo de asesores de Holland House en México, mencionó que hay una intención desde las autoridades estatales en incentivar esta alternativa, para ayudar a la descarbonización de de las plantas en la zona sur de Tamaulipas y al mismo tiempo ser un nuevo modelo de negocio para el sector público y privado.
“Tamaulipas tiene el potencial para convertirse en el hub energético del Golfo de México, algo así como Rotterdam. En la ciudad neerlandesa se está construyendo un ecosistema completo entorno al hidrógeno, los sistemas marinos, los parques eólicos marinos alimentan a los electrolizadores, terminales de amoniaco, portadores orgánicos y etanol a gran escala, sea mediante abastecimiento o bunkering, contando con una red interna de tuberías que conectan los clústers industriales de los Países Bajos y alcanza hasta Alemania”, declaró.
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Para esto, el experto en temas de energía añadió la elaboración de un plan completo, desde el diseño de la infraestructura, la capacidad de producción, entre otros. Destacó que el estado tiene el potencial tanto de generar dicho elemento y poder ser el principal exportador en México hacia otras regiones del mundo a quienes se les puede cubrir la demanda.
“Hay que definir un puerto ancla para el hidrógeno. Altamira es una opción para convertirse en un puerto de exportación hidrógeno verde, además de integrar toda la energía renovable con los hubs industriales, producirlo de acuerdo a quién se lo vamos a vender, en este caso, cubrir las características que requiere Europa y por último ponerlo en las fábricas locales y apoyar la descarbonización”, indicó.
El hidrógeno verde se genera mediante la electrólisis del agua, utilizando electricidad de fuentes renovables como la solar o la eólica. Este proceso es completamente limpio, no genera emisiones de CO2 y produce hidrógeno y oxígeno, siendo clave para la transición energética.
