La venta de alimentos preparados se convirtió en una opción de autoempleo y una forma de generar ingresos para miles de familias. En puestos ambulantes o dentro de cocheras, en esquinas, frente a templos, junto a fábricas y a los alrededores de escuela, la oferta de alimentos es variada.
La comida que ofrecen los puestos, locales improvisados, mesas, casetas o carritos que representan una competencia desleal para los restaurantes formales, es variada como antojitos, menús caseros, incluso especialidades gastronómicas.
De acuerdo con los Censos Económicos 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los negocios relacionados con la preparación de alimentos para consumo inmediato se encuentran entre los sectores que más aumentaron su presencia en el estado de Puebla, en particular, aquellos dedicados a la preparación de tacos, tortas y antojitos.
Crecimiento de unidades
En Puebla, entre las 10 actividades con mayor incremento de unidades económicas figuran los restaurantes con servicio de preparación de antojitos. Este rubro suma 2 mil 562 unidades colocándose en el cuarto lugar con mayor crecimiento con una tasa anual de 7.1 por ciento.
A la par, los restaurantes con servicio de preparación de tacos y tortas aparecen en el sexto sitio con mayor actividad al sumar mil 899 unidades, con una tasa de crecimiento de 4.7 por ciento.
A su vez, el giro de venta de alimentos para consumo inmediato llegó a mil 563 negocios, ocupando el noveno lugar en cuanto a incremento de unidades.
De forma paralela al aumento de la presencia de estos negocios dedicados a la venta de alimentos, creció la contratación de personal. Los restaurantes con servicio de preparación de antojitos cuentan con más de 6 mil 900 trabajadores, principalmente mujeres.
Fenómeno en expansión
A la par del aumento en negocios dedicados a la preparación de alimentos, la comida callejera también creció de manera considerable. El fenómeno es tal que, por cada restaurante formalmente establecido, puede haber hasta ocho puestos de comida ambulante en los alrededores. En muchos casos, los locales operan sin apegarse a los protocolos sanitarios.
De acuerdo con Felipe Mendoza Torres, director de la Asociación Poblana de Restaurantes y Prestadores de Servicios (Aprepsac), el “ambulantaje gastronómico” creció en las calles de la capital del estado, aunque representa una competencia desleal para negocios establecidos.
“Hemos notado un crecimiento en el caso de negocios de comida, de menús caseros que abren a ratos, que ni son ni restaurantes ni negocios, sino que son negocios de un rato, de desayunos y algo que está fuerte es el ambulantaje gastronómico”, explicó el empresario del sector restaurantero.
Mendoza Torres aseguró que no está en contra de que las personas busquen obtener un ingreso con la venta de alimentos; sin embargo, la comida ambulante representa una competencia desleal para los negocios que buscan sobrevivir ante el escenario económico adverso.
Contrario a un restaurante que requiere una inversión inicial de, al menos tres millones de pesos para poder operar, la comida callejera se acomoda en cualquier esquina, en inmediaciones de hospitales, de oficinas, escuelas, de centros comerciales, invadiendo espacios para el paso de transeúntes.
“La inversión en un restaurante es mínimo de tres millones de pesos. Para abrir un negocio formal, es un proceso de hasta seis meses, te piden fotos hasta que la cocina sea tipo industrial o de un negocio. Va desde equiparlos, en abrir, en sacar permisos y, todo este tipo de cuestiones, y más tardado hasta seis meses. En cambio, el ambulante se acomoda en una cortina o en una puerta con una estufa y en una mesa se pone a vender”.
Un negocio dedicado a la venta de alimentos preparados debe cumplir con al menos 60 obligaciones fiscales para poder operar, entre pago de impuestos al Servicio de Administración Tributaria (SAT), lineamientos de Protección Civil, Bomberos, descargas residuales y hasta derechos de música.
“Entendemos que hay clientes para todo, para todos sale el sol; sin embargo, lo que a veces nosotros sentimos es más la carga tributaria, de permisos, lo que pagamos, Protección Civil, Bomberos, salubridad, licencias. Tampoco estamos en contra de que la gente tenga ingresos, del autoempleo, pero es un tema que vemos que se colocan muchas veces en total insalubridad, ni supervisión”.
Bajo consumo
De manera adicional a la competencia desleal, el sector restaurantero atraviesa por una situación complicada, expuso Felipe Mendoza, director de la Aprepsac, al grado que en este 2025 solo se abrieron entre dos y tres nuevos establecimientos, relación que difiere de años anteriores cuando se abrían hasta 15 establecimientos.
Señaló que el consumo se encuentra hasta un 15 por ciento debajo de lo reportado el año pasado “y no ha levantado”.
AAC