“Nos robaron el negocio de chips...y quieren protección”. Eso dijo Donald Trump el año pasado, reflexionando sobre Taiwán en el programa de Joe Rogan.
Comentarios de ese tipo van a ser causa de constante preocupación entre los taiwaneses, mientras Trump se reunió con Xi Jinping esta semana.
El comercio será el tema principal de la agenda. Pero Taiwán también será un tema que abordarán los líderes estadunidenses y chinos.
Como presidente, Joe Biden dijo en cuatro ocasiones que Estados Unidos (EU) lucharía para defender a Taiwán.
Trump no ha dicho algo así. En cambio, impuso aranceles de 20 por ciento a Taiwán y trató de obligar a TSMC, la crucial compañía de semiconductores del país, a trasladar sus operaciones a EU.
Mientras tanto, el reforzamiento militar y la presión de China sobre Taiwán continúan a buen ritmo. Al mismo tiempo, circulan informes de que el Pentágono está a punto de anunciar una importante reorientación de la política de defensa estadunidense, concentrándose en el hemisferio occidental a expensas del este de Asia.
Todo esto genera ansiedad en Taiwán y entusiasmo en la República Popular China, donde algunos analistas de política exterior anticipan con entusiasmo una traición estadunidense a Taiwán.
En una reciente visita a Shanghái, un destacado nacionalista chino me comentó con regocijo que, una vez que se retire EU, Taiwán no va a tener más opción que ceder y aceptar la “reunificación” en los términos chinos.
Las esperanzas del Partido Comunista Chino y los temores de los taiwaneses son comprensibles. Pero también son exagerados.
La probabilidad de un abandono total de Taiwán por parte de EU sigue siendo remota. E incluso si Taiwán tuviera que defenderse por su cuenta, someter a la isla autónoma seguiría siendo un desafío tremendamente difícil para Beijing.
	El argumento de que Taiwán merece ser defendido porque es una democracia no es uno que probablemente resulte atractivo para Trump.
De hecho, algunos miembros del movimiento MAGA consideran que Taiwán es irritantemente progre. (El país fue el primero de Asia en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo).
Pero evitar que Taiwán caiga bajo el dominio de China es un interés crucial para EU. TSMC produce 90 por ciento de los semiconductores más avanzados del mundo.
La empresa y su compleja red de cadenas de suministro no pueden trasladarse al por mayor a Arizona. Permitir que China tome el control de la industria mundial de semiconductores sería un duro golpe para la seguridad económica de EU.
También existe un argumento estratégico más amplio. EU ha sido la potencia dominante en el Pacífico desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Taiwán sigue siendo una parte central de la “primera cadena de islas”, una barrera geográfica que también incluye a Japón y el norte de Filipinas. Esta cadena ayuda a contener a la armada china y le impide dominar el océano Pacífico.
Con el este de Asia como el núcleo de la economía mundial, sería una locura que EU aceptara la hegemonía china sobre la región.
Pero así es como se percibiría el abandono de Taiwán a manos de Beijing. Incluso si Trump se siente tentado a aceptar esa idea, como parte de un “acuerdo” con Xi, las mentes más sensatas en Washington probablemente lo disuadirían, tal como lo convencieron de no abandonar por completo a Ucrania.
Los costos para China de organizar una invasión de Taiwán, ante la oposición estadunidense, serían asombrosos.
En un informe reciente del Stimson Center se argumenta convincentemente que invadir Taiwán sería “una de las operaciones militares más complejas y peligrosas de la historia”.
Un simulacro de guerra realizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales concluyó que el Ejército Popular de Liberación sufriría pérdidas catastróficas en un intento de invasión: 138 barcos, 155 aviones y decenas de miles de soldados.
él dice“La probabilidad de un abandono
Total de Taiwán por parte de EU sigue siendo remota”.
Pero ¿qué pasaría si EU se mantuviera al margen? La suposición de que Taiwán se rendiría sin luchar también probablemente sea falsa.
En una encuesta reciente, más de dos tercios de los taiwaneses dijeron que lucharían para defender la isla. Taiwán cuenta con un amplio arsenal de misiles antibuque que han demostrado ser muy eficaces en la guerra de Ucrania.
Una flota de invasión china sería extremadamente vulnerable a un ataque al intentar cruzar el Estrecho de Taiwán.
Muchos analistas creen que, por lo tanto, es más probable que China intente un bloqueo naval que privaría a la isla de alimentos, energía y otros recursos, lo que podría obligarla a negociar bajo las condiciones de Beijing.
Taiwán importa la mayor parte de su energía y, según algunas estimaciones, la isla podría quedarse sin gas natural en 10 días.
Sin embargo, los taiwaneses creen que si adoptaran el racionamiento de energía y alimentos podrían resistir un bloqueo durante seis meses.
A China le resultaría difícil cortar todo comercio con Taiwán durante ese periodo, sobre todo al tener en cuenta la intensa presión diplomática, económica y militar que sufriría por parte de EU, Japón y otras democracias occidentales, cuyas economías se verían profundamente afectadas por un bloqueo del Estrecho de Taiwán.
Invadir o bloquear Taiwán sería un acto increíblemente imprudente por parte del presidente Xi, al jugar con la economía y la posición internacional de China, así como con su propio futuro político.
Desafortunadamente, como demostró el ataque de Vladimir Putin a Ucrania en 2022, los líderes autocráticos son capaces de cometer errores de cálculo de ese tipo.
Por eso, los comentarios y habladurías de Trump sobre Taiwán siguen siendo peligrosos. Si el presidente estadunidense realmente quiere ser recordado como un conciliador, no puede darse el lujo de abrir accidentalmente la puerta a una invasión china a la isla.
JLR