A medida que los inmigrantes cruzaron la frontera sur el año pasado, se convirtieron en un tema político aún más candente en Estados Unidos, y muchos demócratas se unieron a los republicanos para pedir medidas para controlar los flujos irregulares.
Sin embargo, la conversación económica va en otra dirección. Se trata de cómo el aumento de la migración ayudó a explicar la economía de Ricitos de Oro (ni demasiado caliente ni demasiado fría) de 2023, y cómo la reacción política negativa pone en peligro esta ganancia inesperada.
Impulsada por las guerras, las dificultades y el final de la pandemia, la migración aumentó en todo el mundo el año pasado. Los incrementos netos, que abarcan tanto a migrantes legales como indocumentados, alcanzaron máximos de varias décadas en muchos de los países de destino más populares. En comparación con los aumentos anuales promedio de la década de 2010, la inmigración neta casi se triplicó en 2023 a 3.3 millones en EU y a 670 mil en Reino Unido, además se duplicó en Canadá y Australia.
En muchos países ya se estaba produciendo una reacción negativa que, como era de esperar, ya se aceleró. La población nacida en el extranjero ha crecido de manera constante en EU desde 1980 y ahora representa casi 15 por ciento del total, un máximo que se alcanzó por última vez en 1910, cuando también se desató una racha nativista en la política estadunidense y se reclamaron controles más estrictos. Gran parte de la reacción negativa actual es una reacción al aumento de los cruces irregulares y peligrosos. En parte está motivado por una renovada hostilidad hacia los inmigrantes y en parte por un deseo humano de arreglar las escenas de sufrimiento.
Pero en un periodo en el que el envejecimiento de la población está consumiendo la fuerza laboral en todo el mundo, los inmigrantes también brindan un impulso práctico y muy necesario en términos de mano de obra. Gracias tanto a los inmigrantes como a que más estadunidenses regresaron al trabajo, la fuerza laboral de EU en 2023 creció tres veces más rápido que la población subyacente. Esto ayuda a explicar por qué la tan esperada recesión nunca llegó.
El aumento de la inmigración contribuyó a aliviar la escasez de mano de obra, desacelerar la inflación y elevar la demanda de los consumidores. La migración neta a EU representó una cuarta parte del aumento del gasto de los consumidores, un saludable 2.7 por ciento el año pasado. En Canadá y Reino Unido, el aumento añadió alrededor de 1 por ciento al crecimiento del consumo.

El impacto exacto en la fuerza laboral es más incierto, ya que es difícil saber qué proporción de los recién llegados, sobre todo entre los que entraron de forma irregular, consiguieron trabajo, pero el impacto fue lo suficientemente grande como para que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo mencionara en su conferencia de diciembre, cuando citó el repunte de la migración como uno de los factores que aliviaron los cuellos de botella en la oferta el año pasado. Esto, a su vez, redujo la presión al alza sobre los salarios y la inflación. En resumen, las condiciones de 2023 ―con un crecimiento inesperadamente alto y un retroceso sorprendentemente rápido y significativo de la inflación― se deben en parte, aunque de forma no muy reconocida, a los migrantes.
Las fuerzas que impulsaron la migración el año pasado se están disipando. La administración Biden está deteniendo a indocumentados en la frontera en cantidades récord y expresó su voluntad de reforzar más la aplicación de la ley si los republicanos respaldan más fondos para Ucrania.
La Patrulla Fronteriza de EU encontró y detuvo a muchos menos posibles migrantes en la última semana de diciembre que en semanas anteriores. Es posible que se trate de una pausa navideña o tal vez refleje la disminución del auge posterior a la pandemia. De cualquier manera, una crisis migratoria emergente amenaza las perspectivas para 2024, dado que muchos esperan que continúen las condiciones de Ricitos de Oro. El gran riesgo es que las preocupaciones legítimas sobre la migración irregular se extiendan y que con eso se restrinja el flujo de migrantes legales.
Reino Unido tomó medidas para reducir la migración a más de la mitad, hasta 300 mil. Australia acaba de endurecer las reglas de visa para estudiantes y trabajadores poco calificados.
Incluso Canadá, que está aumentando su cuota de inmigrantes permanentes, está tomando medidas para limitar la afluencia de trabajadores temporales. Francia, que quizá impone las medidas más duras, está limitando las prestaciones sociales de los extranjeros, facilitando la expulsión de los inmigrantes y poniendo fin a la ciudadanía automática para los niños nacidos en Francia de padres inmigrantes.
Estas medidas pueden ser buenas políticamente, en un mundo que se está cansando de los forasteros, pero son normas económicas cuestionables. Según un recuento reciente, Estados Unidos necesitaría dejar entrar a casi 4 millones de inmigrantes al año, cada año, para evitar que el crecimiento de su población se vuelva negativo en las próximas décadas. Y la mayoría de las economías desarrolladas están mucho más avanzadas que EU en el camino hacia la disminución de la población. Los políticos inteligentes tendrán que encontrar un equilibrio entre controlar el caos de la migración ilegal y limitar las consecuencias económicas de las políticas antimigrantes.
*El autor es presidente de Rockefeller International
