El mexicano Rubén Ramírez Cárdenas, originario de Irapuato, Guanajuato, fue ejecutado por medio de una inyección letal en la penitenciaría de Huntsville, Texas, acusado de violar y asesinar a su prima hermana, de 16 años.
Cárdenas, de 47 años, recibió la inyección letal por el asesinato de Mayra Laguna en el Valle del Río Grande, en el sur de Texas, en febrero de 1997. Fue declarado muerto a las 22: 26 hora local, minutos después de que se le administrara la dosis letal de drogas en la cámara de la muerte de la Unidad Carcelaria Walls, en la comunidad de Huntsville.
La ejecución fue demorada varias horas mientras el máximo tribunal examinaba la apelación.
En un comunicado, la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) destacó que Cárdenas "no tuvo acceso a un abogado en los primeros 11 días de su detención" y que "algunas de las declaraciones que hizo en ese período fueron usadas por los fiscales durante el juicio".
La estudiante de secundaria fue secuestrada de su habitación en el departamento de la familia en la ciudad de McAllen, y su cadáver fue hallado en un canal cerca de un lago. En una confesión a la policía, Ramírez dijo que él y un amigo se llevaron a Laguna en el auto de su madre, que él tuvo relaciones sexuales con ella y luego la mató a golpes cuando ella peleó con él después de que la desató para dejarla irse.
A lo largo de los últimos tres días diferentes miembros de la familia de Ramírez Cárdenas, como su madre, hermanos e hijos, acudieron a visitar al reo en visitas que se prolongaron hasta por ocho horas.
El gobierno de México, las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) habían presionado al estado de Texas para que suspendiera la ejecución citando una supuesta falta de garantías en su proceso judicial.
jamj