En un ring de boxeo subterráneo, el golpe de un robot humanoide hizo retroceder a otro robot humanoide. El público enloqueció cuando el árbitro golpeó la lona para hacer el conteo del nocaut. Con voz resonante, el locutor animó al público a batir los puños y corear: “¡Lucha de robots! ¡Lucha de robots!”.
“Para ser sincero, de verdad fue surreal que esto ocurriera en 2025”, comentó Jonathan Moon, de 26 años, director ejecutivo de Budbreak, una empresa emergente que fabrica robots para inspeccionar viñedos, y asistente en la noche de la pelea. “Parecía algo sacado del año 2040”.

Algunos asistentes iban vestidos con trajes steampunk, mientras que otros —los que quizá venían directo del trabajo— llevaban camisetas retro de Microsoft Windows. Billetes falsos de 100 dólares forraban el suelo del ring de boxeo mientras sonaba música tecno y luces neón iluminaban carteles de vehículos autónomos voladores.
Era otro viernes por la noche en San Francisco. Desde que el auge de la inteligencia artificial ha revitalizado la región, también ha impulsado un resurgimiento de los eventos en vivo y de la cultura. A medida que la gente ha acudido en masa a la ciudad, los trabajadores del sector tecnológico han buscado experiencias memorables para tomarse un descanso de sus computadoras portátiles.
Ha habido luchas de robots humanoides y eventos para fabricar cuchillos de electrochoque que luego se utilizan en combates cuerpo a cuerpo. (La hoja es de goma y está envuelta en cinta de aluminio). Hace poco, se celebró en la Plaza del Álamo de San Francisco un concurso masculino performativo —una tendencia en redes sociales de hombres que beben matcha y usan Labubus y bolsas de tela— donde la IA sirvió de jueza. Y los ingenieros se han apoderado de los bares para batirse en duelo en noches de trivia con temática de IA.
Victor Pontis, cofundador y director general de Luma, una plataforma de organización de eventos, dijo que “mucha más gente” ha buscado en el sitio actividades en San Francisco durante el año pasado. El mes pasado se celebraron en la ciudad casi 2000 eventos en vivos, incluyendo hackatones y cenas en grupo, casi el doble que hace un año, y el número de eventos relacionados con la IA aumentó más de cuatro veces, hasta alcanzar la cifra de 578, según Luma.

Muchos de los eventos en vivo no son reuniones de redes de contactos tradicionales. Los técnicos afirmaron que buscaban una comunidad y formas de relacionarse con gente fuera del trabajo. Eso fue lo que motivó a Chris Miles, de 38 años, ingeniero de software de Quadric, una empresa emergente de chips de IA, a asistir a una reciente noche de trivia sobre IA.
“Me gustaría asistir a eventos menos serios como este”, aseguró Miles, que explora la plataforma de Luma en busca de nuevos eventos y quiere asistir a uno cada semana.
Los organizadores de los eventos y los anfitriones de las fiestas dijeron que estaban haciendo frente a más demanda de la esperada. En una noche de trivia, SignalFire, una empresa de capital riesgo, alquiló el bar Standard Deviant Brewing en el distrito Mission de la ciudad. El local, que está a unas cuadras de la oficina de OpenAI, compañía creadora de ChatGPT y patrocinadora del evento, era más grande que el lugar que habían elegido antes, pues más de 600 personas confirmaron que querían asistir. Los organizadores del evento solo permitieron que fuera admitida la mitad de los interesados.
Esa noche, ninguna pregunta era demasiado ñoña para la multitud, en la que predominaban los ingenieros de software. Había preguntas como esta: “¿Qué da como resultado este código?”.
Los expertos en tecnología “solo tienen un día y de 9 a 11 de la noche para salir y hacer algo, así que quieren una opción un poco rara y especial que parezca que solo puede vivirse en San Francisco”, señaló Josh Constine, de 40 años, socio de inversión de SignalFire.

Steve Jang, socio gerente de Kindred Ventures, una empresa de inversiones, dijo que San Francisco siempre había tenido auges y caídas, y que cada una de ellas traía consigo una oleada de actividades sociales que reflejaban el avance tecnológico más reciente.
Hace treinta años, durante el auge de los sitios web, dijo, sus amigos se reunían para ver luchar a robots primitivos en el barrio Fort Mason de San Francisco. Ahora eso estaba ocurriendo de nuevo, y “simplemente va de la mano con todo lo que ha estado pasando en la ciudad”, dijo.
De vuelta al ring de boxeo con los robots, la multitud no se cansaba de ver a los humanoides, que tenían casi el tamaño de un niño de tercero de primaria y poseían una destreza equivalente a la de esa edad.
Vitaly Bulatov y su esposa, Xenia Bulatov, organizaron el evento Ultimate Fighting Bots en julio para ofrecer a la gente un “evento tecnológico que valga la pena”, explicó. La pareja dirige la planta de robótica de Frontier Tower, una comunidad tecnológica de dieciséis plantas en el barrio Mid-Market de San Francisco, donde tuvo lugar el combate.
2 sold-out shows. Millions of views. Robots aren’t stopping now.
— UFB - Ultimate Fighting Bots (@UFBots) September 23, 2025
UFB 3 fight night → announcement coming this week. ???????? pic.twitter.com/CVK8iOKU6I
En el combate más reciente, que se transmitió en directo, participaron seis robots de las empresas chinas Unitree Robotics y Booster Robotics, proporcionados por FrodoBots AI, una empresa de robótica con sede en Singapur. Vitaly Bulatov dijo que los humanoides, que su equipo programó especialmente para los combates, costaron entre 30.000 y 60.000 dólares cada uno.
Una entrada para el evento —que era difícil de conseguir— costaba 100 dólares y los asistentes podían traer a un acompañante. Las ventas se destinaron a decorar el local y a pagar a los organizadores del espectáculo, aunque la meta era crear una serie de eventos deportivos rentables, agregó Xenia Bulatov.
Los robots, que se manejan con controles de videojuegos, tenían historias, nombres, trajes y entrenadores prepotentes interpretados por actores. Un humanoide, Googlord, era becario de Google y usaba una gorra multicolor con hélice. Otro se llamaba Peuter Steel —un nombre inspirado en el inversionista Peter Thiel— y llevaba una cadena en el cuello que decía “Director ejecutivo”, así como un chaleco negro.
En la ronda final, Peuter Steel luchó contra una humanoide vestida de gala llamada Waifu.exe, una referencia a la asistente de IA del chatbot Grok, creado por la división xAI de Elon Musk.
“Esto es lo máximo en San Francisco”, dijo Carter Crouch, de 32 años, exanalista de datos de Amazon que había viajado a San Francisco desde Los Ángeles para asistir al combate.
El próximo combate de boxeo de robots será el 27 de septiembre, según los Bulatov. Aunque la gente le tenga miedo a los robots, dijo Xenia Bulatov, los humanoides provocan una reacción emocional, y los organizadores querían ofrecer un lugar donde divertirse y fomentar “conexiones en la vida real” a través de los robots.
“Vestimos a estos robots y les damos un aspecto más humano”, relató. “Además, los involucramos en una actividad muy humana con la que la gente tiende a conectar de forma natural”.
EHR