Internacional

El Papa retomó el mensaje de Francisco, pero no su estilo

En su viaje por Medio Oriente, León XIV hizo eco de muchos de los mensajes de su predecesor; sus maneras serenas, en cambio, marcaron una diferencia.

Cuando León XIV abordó el Shepherd One —como se conoce al avión papal—, para su primer viaje internacional el Día de Acción de Gracias la semana pasada, el mundo se preguntaba si el apacible papa estadunidense revelaría algo inesperado con un comentario provocador o un gesto espontáneo.

En lugar de ello, León volvió a Roma el martes, tras una gira muy cronometrada de seis días a Turquía y Líbano, que confirmó su carácter imperturbable, tranquilo, de “lo que ves es lo que hay”.

El estilo controlado y sereno de León contrasta con el de su predecesor, el papa Francisco, cuya sorprendente declaración durante su primer viaje a Brasil marcó el tono del resto de su dramático mandato.

Francisco sacudió al mundo católico en 2013, cuando en el vuelo de regreso de Río de Janeiro a Roma le preguntaron por los sacerdotes homosexuales, y respondió: “¿Quién soy yo para juzgar?”. La revelación más sorprendente que hizo León el martes durante el viaje de regreso a Roma fue decir que, antes de ser elegido papa en el cónclave de mayo, había estado pensando en la jubilación. Dijo que, cuando quedó claro que la votación del cónclave iba en su dirección, “me resigné al hecho” de que estaba a punto de convertirse en el jefe de la Iglesia católica romana.

En el contenido, aunque no en el tono, León siguió los pasos de Francisco. Al igual que su predecesor, el nuevo pontífice hizo un llamado a proteger a los inmigrantes y el medio ambiente, y reiteró el apoyo que el Vaticano viene prestando desde hace tiempo a una solución de dos estados para el conflicto palestino-israelí. Al hacer de Turquía su primer destino, León mantuvo un compromiso adquirido por Francisco antes de morir.

Sin embargo, si Francisco parecía a menudo dispuesto a salirse del guion, cortejando la controversia, León se ciñó resueltamente a los temas de la paz y la unidad que había declarado que serían el mensaje principal de sus visitas.

En Turquía, León trabajó discretamente para calmar las tensiones entre las iglesias católica y ortodoxa, enfrentadas por diferencias doctrinales desde hace más de un milenio. En Líbano, ofició una misa en el lugar de una devastadora explosión en el puerto de Beirut en 2020, donde habló con familiares de las víctimas. Y en ambos países, pidió repetidamente el fin de la violencia en toda la región, a menudo desgarrada por la guerra.

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El estilo sereno de León contrasta con el de su predecesor, el papa Francisco. | The New York Times

Mientras avanzaba de un acto a otro, a veces pareciendo caminar con paso irregular, rara vez buscó llamar la atención sobre sí mismo. En Turquía, estuvo sentado durante dos horas de cánticos sonoros durante un servicio en la Iglesia de San Jorge, la principal catedral ortodoxa de Estambul, consultando ocasionalmente al clérigo sentado a su lado para que le ayudara a orientarse con el orden del servicio. En otro momento en Turquía, el patriarca armenio de Constantinopla pidió a León que bendijera un plato de pan tradicional y lo mojara en sal. Cuando el patriarca dijo a León que había utilizado “demasiada” sal, el pontífice, aparentemente imperturbable, preguntó: “¿Me lo como?”.

“No es emotivo ni te dice lo que siente todo el tiempo”, afirmó Kathleen Sprows Cummings, profesora de historia de la Universidad de Notre Dame especializada en catolicismo. Pero “es capaz de estar plenamente presente ante la gente”.

Con Francisco, “había una conciencia de sí mismo —aseguró Cummings—. Lo que hacía iba a llamar la atención. Eso no significaba que fuera falso”. Pero “al papa León no parece importarle eso”.

Cuando Francisco viajó a Turquía en 2014, visitó, al igual que León, la mezquita del Sultán Ahmed de Estambul, también conocida como la Mezquita Azul. Pero mientras Francisco rezó con el principal clérigo musulmán de Estambul cuando ambos miraban a La Meca, León no lo hizo de manera visible.

León permaneció concentrado en su mensaje de unidad hasta el final del viaje. Cuando un periodista en el avión papal le preguntó si los musulmanes son una amenaza para la identidad cristiana en Europa, el pontífice rechazó la idea.

“Todas las conversaciones que mantuve durante mi estancia tanto en Turquía como en Líbano, incluso con muchos musulmanes, se centraron precisamente en el tema de la paz y el respeto a las personas de distintas religiones”, comentó León.

Temas variados

Al viajar tanto a Turquía como al Líbano en su primer viaje, León dio a entender que no temía abordar retos geopolíticos espinosos. El momento de su visita a Beirut coincidió con el aniversario del alto al fuego entre Israel y Líbano y se produjo en medio de los continuos ataques aéreos de Israel en el sur del país.

Mostrando una coherencia en sus prioridades, advirtió —como ha hecho desde su elección— de los riesgos del rápido avance de tecnologías como la inteligencia artificial “que podrían exacerbar la injusticia en lugar de ayudar a superarla”.

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En Turquía, León trabajó para calmar las tensiones entre las iglesias católica y ortodoxa. | The New York Times

Habló de la importancia de las mujeres en la vida social y política y de cómo representan “un factor de verdadera renovación en todo el mundo”. Esto dio paso a la pregunta, para algunos observadores, de si tiene intención de permitir que durante su papado las mujeres desempeñen un mayor papel en la vida y el liderazgo de la Iglesia.

Pero nunca se apartó del mensaje general de paz. En una misa final en el paseo marítimo de Beirut, a la que según las autoridades locales asistieron unas 150 mil personas, hizo un llamamiento a los fieles para que “sean artesanos de la paz, heraldos de la paz, testigos de la paz”.

Ofreció oraciones no solo por los libaneses, sino también por las víctimas del incendio de una urbanización de Hong Kong en el que murieron más de 150 personas el mes pasado, y por el pueblo de Guinea-Bissau, donde el presidente fue depuesto en un golpe de Estado el mes pasado.

En el avión de regreso a Roma, León ofreció una visión de sus esfuerzos prácticos para ayudar a garantizar la paz en regiones asoladas por conflictos. En Líbano, dijo, se reunió con líderes religiosos “que representan en realidad a autoridades políticas” y “tienen algo que ver con los conflictos internos o internacionales de la región”.

Una vez más, el pontífice demostró que prefiere la discreción a la atención: 

“Nuestro trabajo, principalmente, no es algo público que declaramos en las calles —dijo sobre los esfuerzos diplomáticos del Vaticano—. Es un poco entre bastidores”.

León reconoció que, para muchos periodistas itinerantes, es un tanto inescrutable. Dijo que le divierten los periodistas que intentan interpretar sus expresiones faciales.

“A veces, todos ustedes me dan ideas muy buenas porque creen que pueden leerme la mente o la cara —compartió de pie frente a la mampara que separaba la clase turista de la parte delantera del avión—. No siempre aciertan”.

Con información de Josephine de La Bruyère.

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