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  • Pelé, el astro brasileño que ascendió al trono en el Mundial de México 70

Pelé se consagró como leyenda en el Mundial de 1970 (Mexsport)

O’Rei cumpliría hoy 85 años y a menos de ocho meses del tercer Mundial en nuestro país, el recuerdo del brasileño sigue presente; se convirtió en el Rey del futbol cuando ganó su tercera Copa del Mundo hace 55 años en tierra azteca

El símbolo eterno del futbol mundial tiene nombre, apellido y una corona inamovible, se trata de Edson Arantes do Nascimento, Pelé, quien este jueves cumpliría 85 años y rumbo a la tercera Copa del Mundo en México, su recuerdo sigue presente, pues fue justo hace 55 años cuando en el ahora estadio Banorte ascendió al trono del balompié con la obtención de su tercer Mundial con la llamada mejor Brasil de la historia y de paso la última Jules Rimet.

Aunque ya no está físicamente, su figura continúa reinando en los corazones de los aficionados, especialmente por aquel histórico verano de 1970 en México, cuando el brasileño se consagró definitivamente como el Rey del Futbol.

Aquel 21 de junio de 1970, bajo el sol del Estadio Azteca, Brasil venció 4-1 a Italia y Pelé levantó su tercera Copa del Mundo, la última que se entregó bajo el nombre de Jules Rimet. Fue el cierre perfecto para una historia que había comenzado más de una década antes.

Así es la habitación que ocupó Pelé en el Mundial de México 1970 (AP)
Pelé en el Mundial de México 1970 (AP)

Con ese título, Brasil se convirtió en el primer tricampeón mundial y Pelé, en el único futbolista en la historia en ganar tres Mundiales. Su imagen alzando la copa en tierra mexicana quedó inmortalizada como el retrato del hombre que llevó el futbol a otro nivel.

A menos de ocho meses del tercer Mundial que organizará México en 2026, el recuerdo de Pelé sigue impregnando cada rincón del balompié: su sonrisa, sus goles y su respeto por el juego siguen siendo referencia para generaciones enteras.

Del niño descalzo al Rey del Mundo

Nacido en Três Corações, Minas Gerais, el 23 de octubre de 1940, Pelé fue hijo de Dondinho, también futbolista, y desde pequeño aprendió a dominar el balón con recursos modestos: una pelota hecha con trapos, papel o toronjas, como él mismo relataba.

Su talento llamó la atención desde muy joven. A los 15 años debutó con el Santos FC, y apenas un año después ya era una de las figuras emergentes del futbol brasileño.

En 1958, con apenas 17 años, viajó con la selección brasileña al Mundial de Suecia. Allí marcó seis goles, incluyendo un hat-trick en semifinales y dos más en la final ante los anfitriones. Brasil ganó su primera Copa del Mundo y el mundo conoció al niño prodigio llamado Pelé.

Cuatro años más tarde, en Chile 1962, volvió a levantar el trofeo aunque una lesión lo alejó de varios partidos. Brasil repitió el título y el mito creció.

Pelé, Mundial de México 70
Pelé celebra un gol ante Italia en el Estadio Azteca, en el Mundial de México 70. (Fototeca MILENIO)

En Inglaterra 1966 sufrió el rigor del futbol europeo, víctima de duras entradas y sin la protección arbitral necesaria. Aquella frustración fue el combustible que lo impulsó a prepararse para una última gran actuación: México 1970.

Antes de llegar a la Copa del Mundo, Pelé ya era un ícono global. Había ganado títulos con Santos, recorrido el planeta en giras internacionales y convertido cada estadio en un escenario de admiración.

México 70: el reino del futbol perfecto

El Mundial de México 70 fue el primero transmitido en color a todo el mundo. La belleza del juego brasileño se convirtió en una postal universal, y Pelé fue su rostro más brillante. Aquel Brasil formó un equipo de ensueño: Tostão, Jairzinho, Gérson, Rivelino y Carlos Alberto Torres, bajo la dirección de Mário Zagallo. Pelé era el alma, la brújula y el capitán espiritual.

En el debut ante Checoslovaquia, Pelé marcó un gol memorable desde afuera del área. En el siguiente partido, frente a Inglaterra, dejó una de las jugadas más recordadas del torneo: un cabezazo espectacular que el portero Gordon Banks desvió en una atajada legendaria.

En semifinales ante Uruguay, inventó otra obra de arte: dejó pasar el balón ante el portero Mazurkiewicz sin tocarlo, rodeó al rival y remató apenas desviado. Aunque no fue gol, se convirtió en una de las jugadas más famosas de la historia.

Pelé  ganó su primer Mundial con 17 años  (AP)
Pelé ganó su primer Mundial con 17 años (AP)

En la final contra Italia, Pelé abrió el marcador con un soberbio cabezazo. Más tarde, asistió a Jairzinho y participó en la mítica jugada del cuarto gol: una secuencia de toques que culminó con el disparo de Carlos Alberto, considerado uno de los mejores goles colectivos en la historia de los Mundiales.

Brasil ganó 4-1 y se quedó con la Jules Rimet para siempre. Pelé, con lágrimas en los ojos y la camiseta amarilla empapada, alzó los brazos al cielo. Era el cierre perfecto de su reinado. “Fue el momento más feliz de mi vida”, recordaría Pelé años después. México lo consagró como el símbolo del futbol alegre, técnico y humano, pero sobre todo del máximo ícono del futbol internacional.

El legado inmortal del brasileño

Pelé se retiró de la selección poco después, pero su carrera siguió dejando huella. Con Santos anotó más de mil goles (según la FIFA, mil 281 en mil 363 partidos oficiales y amistosos), y en los años setenta llevó su talento al New York Cosmos, ayudando a popularizar el futbol en Estados Unidos.

Fuera de la cancha, se convirtió en embajador del deporte y promotor de causas sociales. Fue nombrado Atleta del Siglo XX por el Comité Olímpico Internacional en 1999 y Jugador del Siglo por la FIFA en 2000, junto a Diego Maradona.

Su figura trascendió fronteras, idiomas y generaciones. Pelé representó la elegancia del futbol, pero también su sencillez. "El futbol es alegría", repetía en cada entrevista, convencido de que el juego debía unir a la gente.

El día que Pelé y Maradona jugaron juntos en un programa de televisión
Pelé y Maradona jugaron juntos en un programa de televisión (Reuters)

México lo adoptó como un ídolo propio. Cada aniversario de aquel Mundial, las imágenes de Pelé en el Azteca resurgen con fuerza: el abrazo con Jairzinho, el saludo a Bobby Moore, la sonrisa eterna del hombre que jugaba como si el balón fuera parte de su cuerpo.

Tras su fallecimiento, el 29 de diciembre de 2022, miles de personas se congregaron en Santos para despedirlo. Su féretro fue llevado por las calles de la ciudad que lo vio nacer como futbolista. Fue un adiós digno de un rey.

En Brasil, su legado sigue vivo en cada niño que patea un balón descalzo. En México, su espíritu permanece en el Azteca, donde la historia del futbol cambió para siempre.

A pocos meses del Mundial de 2026, que volverá a tener a México como anfitrión, su recuerdo adquiere nueva fuerza. Pelé no solo ganó títulos; inventó una forma de entender el futbol como arte, poesía y pasión.

Ocho décadas después de su nacimiento, el mundo sigue recordando al hombre que hizo del balón su corona y del juego su reino. Pelé no fue solo el mejor jugador: fue el símbolo de un futbol que hizo soñar al planeta entero.


RGS

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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