La noche en Sofía se iluminó recientemente con el colorido y tradición mexicana, durante la presentación de un proyecto cultural que busca tender puentes donde antes no existían: la Fundación Casa de México en Bulgaria, proyecto surgido de manera independiente y que sorprendió por la inesperada diversidad de voces que respondieron al llamado. Un inicio que, más que un evento, funcionó como una declaración de intenciones.
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Un evento inaugural que sorprendió por su alcance
El Vivacom Art Hall, uno de los recintos más activos de la escena cultural búlgara, recibió a más de 200 asistentes que se encontraron con un altar lleno de flores e incienso, donde se podían ver por igual catrinas que imágenes de Frida Kahlo, Octavio Paz, Miguel Hidalgo o Vicente Fernández. La gastronomía —flautas, tamales, pozole, pan de muerto y aguas frescas— se convirtió en un imán natural para curiosos, diplomáticos, artistas y representantes de organismos internacionales que se asomaron a esta primera ventana cultural de México en territorio búlgaro.
“Llegué a Bulgaria hace poco más de cuatro años y me encontré con un país bastante interesante, similar en ciertas cosas a México, pero con la peculiaridad: que no había ninguna representación real de nuestra cultura, nuestro país, nuestras tradiciones y nuestra historia. Entonces me propuse buscar la manera de compartir, aunque sea en una pequeña escala, lo que realmente tenemos como nación. Además, creo que somos países muy parecidos en nuestra manera de ser, tan cálida y siempre dispuesta a apoyar a los demás”, aseguró desde Bulgaria a MILENIO Ernesto Briseño, presidente de la fundación.
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Presentaciones musicales destacadas y artistas participantes
La programación musical fue uno de los puntos más comentados de la velada. La cantante Ana Yankova abrió con el himno nacional de Bulgaria, un gesto simbólico que encontró eco en la interpretación del Himno Nacional Mexicano, a cargo del barítono afincado en Budapest, Manuel Betancourt, acompañado al piano por Sebastián Ramírez. La violinista Magdalena Petrovich aportó una sensibilidad particular con una presentación en solitario que más tarde se integró a un quinteto de cuerdas para ofrecer una versión del “Huapango” de Moncayo que arrancó aplausos prolongados. Todo ello bajo la dirección artística de Armando León, cuyo trabajo fue señalado por invitados y músicos como un ejemplo de rigor y sensibilidad.
Uno de los momentos más sorprendentes fue escuchar a asistentes de distintas nacionalidades entonar “Cielito Lindo”, aun sin necesidad de entender palabra por palabra. La escena —mezcla de espontaneidad y emoción— dejó ver el propósito de la fundación: la posibilidad de que México y Bulgaria dialoguen desde la cultura, sin intermediarios.
Apoyo diplomático y religioso inusual para una institución joven
La presencia diplomática le dio un peso inusual a un evento de una institución tan joven. Monseñor Luciano Suriani, Nuncio Apostólico en Bulgaria, ofreció una bendición solemne, mientras que el Imán Shenol y su esposa entregaron una carta con oraciones y apoyo a la misión pacificadora que la fundación quiere impulsar. A ellos se sumaron delegaciones latinoamericanas encabezadas por la Embajadora de Cuba, Marieta García Jordán, así como representantes de Brasil, Portugal, Australia, Chipre y Hungría.
Desde otras capitales llegaron mensajes de respaldo: la Embajadora de México en Francia, Blanca Jiménez Cisneros, y el Embajador en Serbia, Carlos Félix Corona, enviaron felicitaciones por el arranque de un proyecto que, en pocos meses, ha llamado la atención por su independencia y su visión. En total, siete embajadores asistieron o enviaron representación, un hecho que los organizadores consideraron un gesto inusual para una institución sin vínculos gubernamentales.
“Esta es una fundación independiente en la que nosotros hacemos lo que podemos, lo que queremos y lo que buscamos —agregó Briseño—. Podemos aliarnos con quien más nos convenga o con quien nos presente una oportunidad para darnos visibilidad; queremos empezar a darles a dar señales reales de lo que es México a través de distintas actividades culturales, como un concierto de Navidad, y promover algún festival o presencia más constante en parques y plazas en donde hay diferentes tipos de convivios, muchos de ellos con música, comida, bailes o artesanías, y vamos a ir participando en esto en la medida de lo posible”.
Al interés internacional se sumaron voces del gobierno local búlgaro. El Prof. Dr. Andrey Tchorbanov, Vicepresidente de la Asamblea Nacional y Presidente de la Comisión de Educación y Cultura, expresó su intención de colaborar con la fundación, mientras que el alcalde del distrito Serdika, Momchil Daskalov, ofreció apoyo y espacios para próximas actividades. La noche cerró con un gesto simbólico cuando la casa joyera Altinbas donó una pieza en forma de ángel con diamantes inspirada en el Ángel de la Independencia, entregada por Maraya Vladimirova, Miss Universo Corea del Sur 2024.
Una nueva plataforma cultural para México en Europa del Este
Casa de México en Bulgaria parte de una premisa clara: crear comunidad en un espacio donde las fronteras geográficas no deberían traducirse en fronteras culturales. Desde su sede en Varna, Bulgaria, la institución busca convertirse en un punto de encuentro para mexicanos, búlgaros y cualquier visitante interesado en conocer un México auténtico, que apuesta por la fraternidad, la educación y la colaboración.
“¿Por qué es importante la relación entre México y Bulgaria? De entrada porque tenemos muchas cosas en común, hemos vivido unas historias similares y tenemos una forma de ser que es muy compatible. Les llama mucho la atención lo unidos que somos, el sentido de familia que tenemos y cómo estamos, muchas veces, conectados con varias generaciones. Y el mensaje que nosotros queremos dar, principalmente, es que México es un país de paz, fraternidad y amistad, pues eso es México. Ese es el México donde yo crecí, donde yo nací, donde nacieron mis hijos, el que recuerdo, el que llevo en el corazón y el que quiero compartir con todos los habitantes de esta región de Bulgaria”, dijo el presidente de la fundación.
Conformada por ciudadanos mexicanos en el extranjero, la iniciativa no depende del gobierno de México ni de su embajada en Bulgaria. Esa independencia —señala Briseño— les permite desarrollar proyectos culturales, artísticos y educativos sin más compromiso que el de representar el espíritu generoso de México. Con su primer evento, la fundación colocó el primer ladrillo para una relación cultural más profunda entre dos naciones que, aunque distantes, encuentran en el arte un lenguaje común.
