El mundo de la moda se viste de luto tras confirmarse el fallecimiento de Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX y XXI.
Más allá de sus pasarelas, el creador italiano también dejó huella en la arquitectura y el interiorismo a través de sus distintas residencias, que se convirtieron en una extensión de su estilo sobrio y elegante.

Entre ellas, destacó su mansión en Saint-Tropez, un refugio costero que revelaba la esencia de su filosofía estética: lujo sin ostentación, simplicidad sofisticada y armonía con la naturaleza.

Así era la mansión de Giorgio Armani
Ubicada en la Costa Azul francesa, esta casa nació de la transformación de una vivienda provenzal en un espacio que respiraba calma y discreción.
Rodeada de palmeras, eucaliptos y jardines mediterráneos, la propiedad estaba pensada como un santuario personal. La piscina, bañada por la luz natural, se convertía en el eje visual de la residencia, un lugar de contemplación y descanso.
El interior mostraba la impronta inconfundible de Armani. Techos, libreros y pisos de teca africana aportaban calidez y naturalidad, mientras que el mobiliario llevaba la firma de Armani/Casa. Sofás de líneas limpias, cojines de inspiración provenzal y textiles diseñados por el propio modisto conformaban un ambiente que conjugaba la sobriedad con la comodidad.

¿De qué murió Armani?
Aunque la causa exacta de la muerte no fue revelada, se informó que el diseñador falleció “en paz, rodeado de sus seres queridos” tras atravesar una enfermedad no especificada.
Sin embargo, trascendió que, semanas antes de cumplir 91 años, Armani sufrió una infección pulmonar que lo obligó a ser hospitalizado y a convalecer en su residencia en la Via Borgonuovo, en Milán.
jk