El crimen de Carlos Manzo Rodríguez no solamente representó una nueva afrenta para las autoridades en materia de seguridad, sino que también evidenció la vulnerabilidad de los gobiernos locales ante la delincuencia organizada.
La muerte del alcalde independiente de Uruapan fue un duro golpe para la sociedad michoacana que habían encontrado en él a alguien que había logrado encauzar sus más sensibles demandas con un estilo disruptivo, pocas veces visto en Michoacán.
Frontal y directo, Manzo Rodríguez se fue abriendo paso y ganando cada vez más seguidores, pero también detractores y enemigos que la noche del sábado 01 de noviembre, encontraron la oportunidad para acabar con su vida.
El hombre del sombrero, como también se le conocía, recibió siete impactos de bala, confirmó la necropsia de peritos de la Fiscalía General del Estado, pero fue la lesión a la altura del tórax y abdomen la que le quitó la vida.
Todas las balas fueron de un arma corta, calibre 9 milímetros y que fue utilizada en dos hechos violentos previos. El primero, el 16 de octubre y el segundo el día 23 del mismo mes.
Carlos Manzo, quien quedó bocabajo en la plaza principal, tenía el puño cerrado e intentó levantarse. Con vida, fue llevado al hospital Fray Juan de San Miguel donde a las 20:50 minutos se confirmó su deceso.
Esa noche, que en la tradición mexicana se conoce como Noche de Muertos, fue también la noche en que el pueblo de Uruapan lloró.
	"Pagamos la cuota de sangre"
Carlos Manzo fue velado en privado, luego de la entrega de su cuerpo a sus familiares por la madrugada del domingo. Aun así, decenas de personas se empezaron a dar cita para intentar despedirse de él.
Entre la multitud, también se encontraba su caballo de nombre "Greñas", que, hasta la sepultura, no se apartó de él. Los empleados municipales, con su característico chaleco morado, formaron una valla para garantizar el avance del cortejo fúnebre al mediodía.
A paso lento, con un mariachi que no dejó de cantar, llegaron a la plaza principal, el mismo lugar donde horas antes había caído abatido el alcalde.
Al centro del lugar, una lona recibía al cortejo, cuya imagen de Carlos y una frase resaltaba a lo grande: "La voluntad del sombrero no muere, sigue más viva que nunca", se leía.
El féretro fue colocado al centro de la plaza, frente a la ofrenda monumental instalada para la Noche de Muertos. Bajo un sol inclemente, llegó Raquel Rodríguez, la madre de Carlos, así como Grecia Quiroz, su viuda y Juan, su hermano, con quien llegó a tener diferencias políticas.
Le colocaron una bandera nacional y después, la policía municipal, esa corporación que lideró en su lucha contra el crimen organizado, realizó disparos de salva a manera de homenaje.
La primera persona en dirigirse a los presentes fue Juan, quien fue tajante: "Hoy él pagó con su vida, nuestra familia paga también con sangre, nuestra cuota de sangre como la pagan miles de familias, sin embargo, seguiremos impulsando los valores de mi hermano", dijo.
Reconoció en su hermano, el valor de alzar la voz y denunciar lo malo. Indicó que sus valores e ideales, pero sobre todo, su lucha, son ejemplo a seguir e insistió en que la violencia no es el camino.
"El único que se atrevió a alzar la voz"
Minutos después tocó turno para la viuda de Carlos, Grecia. Fueron ocho minutos los que dedicó para recordar pasajes de su vida con el edil, los cuales fueron interrumpidos por arengas y aplausos.
"El día de hoy, no mataron al presidente de Uruapan, mataron al mejor presidente de México, al único que se atrevió a levantar la voz, al único que se atrevió a debatir, a hablar con la verdad, a decir siempre la verdad, sin temor a nada, sin temor a perder su vida, sin temor a dejar a sus hijos huérfanos el día de hoy", dijo.
Aprovechó el espacio para agradecer no solo la solidaridad con el pueblo para con su familia, sino también, el respaldo hacia el movimiento que encabezaba su marido.
"Hoy agradezco a toda la gente que está aquí reunida porque sé que esta gente lo apoyó siempre, en todo momento, desde que recaudamos las firmas, desde que caminamos en las calles para pedir su apoyo, pero un apoyo que era para cambiar muchas cosas que él quería, que cambió muchas cosas, pero que hoy truncan ese camino", lamentó.
Al igual que su cuñado, coincidió en que su voz seguirá retumbando a través de su gente, del pueblo de Uruapan, quienes están cansados de tanta violencia que termina por arrebatar a sus hijos, hermanos, padres y niños.
"Hoy tengo y tenemos ese legado de seguir apoyando Uruapan porque este gobierno independiente seguirá apoyando al sector más vulnerable. Seguiremos apoyando a todo aquel que lo necesite y hoy le digo al pueblo de Uruapan que no decaigamos, que nos unamos, que nos levantemos como a él le hubiese gustado, que luchemos, que defendamos a nuestros hijos con uñas y dientes", alentó.
Grecia, quien fue consolada por los presentes, cerró pidiendo un aplauso para su esposo, mismo que duró un par de minutos.
	Último adiós
Luego del homenaje por familiares y autoridades municipales, tocó turno al pueblo de Uruapan. Fueron dos horas donde uno por uno, desfilaron frente al féretro para despedirse de Carlos.
El momento cumbre fue la sepultura, posterior a la misa. Las veladoras proyectadas para el festival se utilizaron para iluminar el camino del cortejo cuando cayó la noche. En el panteón municipal de San Juan Evangelista, cientos de personas esperaban el féretro, al cual le lanzaron pétalos y recibieron entre aplausos.
No todos pudieron entrar, pero sí de lejos despedirse. La noche del domingo, el pueblo de Uruapan se fue a dormir sin su alcalde, sin ese líder que luchó hasta el final, incluso aún herido.
LG