En la región Laguna de Coahuila, diversas instituciones públicas a nivel estatal y municipal, así como organizaciones civiles trabajan para prevenir la violencia de género y ofrecer atención especializada a las mujeres que son víctimas.
El gobierno estatal, a través de los Centros de Justicia para las Mujeres (CJEM), así como el Instituto Municipal de la Mujer de Torreón (IMMT), trabajan de manera coordinada para ofrecer servicios esenciales a las mujeres.
La estructura de atención especializada para mujeres en situación de violencia se enfoca no solo en la denuncia y la contención de crisis, sino en el empoderamiento económico y educativo como vía para romper los círculos de agresión.
Cristina Gómez Rivas, coordinadora del CJEM en Torreón, señala que en el cien por ciento de los casos de violencia está presente la violencia emocional, agresión que inicia con frases que se normalizan en las relaciones como pueden ser bromas hirientes, burlas, críticas sobre el cuerpo o la forma de ser.
“La violencia es un monstruo de mil caras, pero la emocional siempre aparece. Cuando alguien me dice estás fea, estás gorda, no vales nada, eres inútil, termino por creérmelo. Esa herida emocional es la que vemos aquí todos los días”.
Es ante eso que el Centro de Justicia trabaja no solo en detener la violencia, sino en la restauración emocional, con el objetivo de brindar herramientas para tomar mejores decisiones, evitar repetir patrones y generar autonomía emocional.
Trabajan con 'embajadoras naranja', ¿qué son?
De igual manera, el Instituto Municipal de la Mujer (IMM) de Torreón, a través de una estrategia integral, trabaja en la capacitación, prevención y el empoderamiento económico de las mujeres.
Amira Darwich, titular del IMM, señala que el programa “Embajadoras Naranja” se ha convertido en el eje de movilización social del instituto. Explica que, al inicio de este programa, enfrentaron resistencia de empresas y universidades por miedo a las consecuencias de abordar temas delicados, sin embargo, hoy en día, es uno de los más solicitados por la misma comunidad.
Cada institución que se integra recibe capacitación y un protocolo de actuación para identificar señales de violencia y canalizar a las víctimas al IMM, donde psicólogas, abogadas, trabajadoras sociales y sociólogas brindan atención integral.
El acompañamiento no se limita a orientación psicológica y jurídica, pues aborda también una de las raíces más profundas del problema, que es la violencia económica.
Las embajadoras que actualmente suman 40, son asociaciones civiles, instituciones públicas y empresas que se comprometen a: capacitar a su personal con un protocolo de actuación en caso de violencia, canalizar inmediatamente a las víctimas al Instituto para una atención integral.
Roles de género
La coordinadora del Centro de Justicia y Empoderamiento para las Mujeres señala que los roles tradicionales siguen pesando tanto en mujeres como en hombres. En ellas, la etiqueta de cuidadoras y en ellos, la de proveedores fuertes y sin derecho a la vulnerabilidad.
La violencia no solo afecta a una pareja: define la manera en que la próxima generación amará, se relacionará y resolverá conflictos.
Es por eso que los talleres y pláticas que ofrece el CJEM, son dirigidos no solo a las mujeres sino a la comunidad en general, pues reiteró que la parte fundamental para prevenir y atender la violencia es la parte emocional.
“El manejo de la inteligencia emocional es fundamental para la erradicación de la violencia, que es otro de los puntos del centro”.
Participación de colectivas
Como parte de una campaña permanente y especialmente durante noviembre, mes clave para visibilizar la violencia contra las mujeres, la colectiva 'Abogadas Laguneras', ha intensificado sus talleres, conferencias y ejercicios interactivos en instituciones educativas y espacios comunitarios con el objetivo de promover la cultura de prevención de la violencia.
Sofía Díaz, integrante del colectivo, manifiesta que la estrategia se centra en promover una cultura de prevención, convencida de que trabajar desde la infancia puede evitar que situaciones moderadas escalen a agresiones graves, incluyendo feminicidios.
“Nos estamos enfocando a impartir talleres sobre cómo detectar la violencia, qué es la violencia y cómo llevar un proceso de denuncia, ya sea para mujeres mayores de edad o de infancias”.
Los talleres se imparten desde niñas y niños de ocho años hasta estudiantes universitarios y padres de familia. Manifiesta que, dentro de estas pláticas y talleres, se ha observado entre niños, niñas y adolescentes, que son más conscientes de lo que es la violencia.
Aunque niñas, niños y adolescentes son capaces de reconocer la violencia, hay un problema que se presenta en la mayoría de las personas, que es la falta de cultura de denuncia. La mayoría de las personas no sabe dónde poner una denuncia, qué documentos se requieren, qué sucede después de levantar el reporte, o cuánto tiempo tarda el proceso.
“Siento que muchos delitos no se denuncian porque son difíciles de identificar y por otro lado la socialización para conocer en dónde poner la denuncia”.
Esto provoca que numerosas agresiones queden en silencio, sin registro, sin seguimiento y sin justicia. Sofía Díaz, también vocera del colectivo 'Mujeres que luchan por Mujeres', indicó que la atención a las violencias no puede limitarse a eventos conmemorativos ni a un mes específico.
“Los esfuerzos deben ser permanentes, no solo con talleres aislados, se requiere un trabajo constante los 365 días del año”.
aarp