Es la recta final del año y la necesidad de movilidad de quienes no contamos con vehículo propio es mayor, pero en una zona como Tampico, Ciudad Madero y Altamira esto se convierte en un verdadero problema ante la falta de transporte público.

Ya sabemos que previo a la Navidad y ahora de cara a la víspera del año nuevo, los choferes de las rutas aprovechan esta desventaja de quienes andan a pie para cobrar lo que ellos quieren.
Tanto tiempo pelearon por un aumento digno en el pasaje, el cual lograron luego de la llegada de Américo Villarreal Anaya al gobierno estatal, pues de repente subieron a 11 pesos la tarifa y los de a pie nos tuvimos que aguantar.
La situación empeora en estos tiempos decembrinos donde la falta de vehículos es tal frente a la demanda, que los mismos choferes se dan el lujo de cobrar lo que quieren, depende la hora y la distancia, incluso si llevan o no el aire acondicionado.

Desde el 23 de diciembre al 27 de este mismo mes he tenido que pagar hasta cinco precios diferentes en un solo trayecto que comprende del sector Echeverría hasta la Avenida Hidalgo, a la altura de la calle Ciprés.
Quienes tenemos que usar el transporte público para salir a trabajar no me dejarán mentir. Hay que salir con una o dos horas de anticipación para tratar de encontrar el camión y pagar la tarifa mínima, y con suerte alcanzar un lugar.
El problema se complica para quienes tenemos el turno de tarde-noche, pues estamos a merced de los choferes que elevan a su criterio la tarifa, incluso se dan el lujo de manejar a exceso de velocidad al tener la Avenida Hidalgo de Tampico casi libre.
El 23 de diciembre tomé un vehículo de los llamados “tolerados”, que son taxis habilitados para funcionar como ruta, en este caso la llamada “Diamante-centro-mercados”, justo en un día lluvioso, el cual cobró 16 pesos por los 5.4 kilómetros que comprende de la Echeverría hasta Milenio Tamaulipas.
Esa misma noche del 23 de diciembre la odisea empieza a las 11 de la noche, pues la falta de transporte empeora en ese horario y encontrar un lugar puede llegar a tomar de 40 minutos hasta 1 hora de espera en la banqueta.
En este horario los choferes llegan a cobrar de 22 a 25 pesos, hasta los 40 pesos, según la distancia, pues otros compañeros con destino a la Divisoria llegaron a pagar 50 pesos por el viaje.
Otras tarifas que han aplicado, además de los 11 pesos de rigor, son 14, 16 y 20 pesos. Así como yo, los demás pasajeros prefieren preguntar a los choferes cuánto es lo que tienen que pagar, pues ya no se sabe la tarifa y es mejor para evitar un desencuentro.
El exceso de velocidad es otro problema que los pasajeros tienen que aguantar, pues los choferes circulan por arriba de los 80 kilómetros por hora incluso en tramos peligrosos con curvas.
La opción para llegar pronto al destino es utilizar el transporte por aplicación, sin embargo el costo del servicio llega a rebasar los 100 pesos, y lo mismo ocurre con los taxis de base habituales.
Es así como la población está en el olvido de las autoridades que deben encargarse de regular el servicio de transporte público, pues a decir de los usuarios, no solo deben soltar las concesiones, sino asegurarse que de verdad cumplan su trabajo y, sobre todo, sin abusar del bolsillo.