A los 14 años “ver la película Robinson Crusoe de Luis Buñuel” marcó su destino en el medio cinematográfico, pues fue en ese momento que Alejandro Springall supo que quería hacer cine. Labor que pudo desarrollar “con el apoyo de mi familia, pues después me fui a estudiar a Londres”.
Aunque antes se convirtió en el asistente de Abel Salazar, con quien “llevaba una gran amistad, y por eso me invitó al set donde se filmaba Ya nunca más, así fue que me convertí en su corre, ve y dile”, compartió el escritor, director y productor, cuya sensibilidad se ha proyectado en historias como Santitos, Morirse está en hebreo, La invención de Cronos, No eres tú soy yo, en las cuales ha desarrollado alguna de sus facetas.
Amante del cine entrañable y humano, de “ese que emociona y llega al corazón de los espectadores”, Alejandro Springall vuelve a poner en pantalla otra de sus propuestas, La delgada línea amarilla, del joven director Celso García, una cinta que, asegura, mantiene la particularidad de “levantar el espíritu de México”. que distingue sus filmes.
¿Cuál es el sentimiento al ver "La delgada línea amarilla" en la pantalla grande?
Realmente cuando inicia una película es cuando llega a la pantalla, cuando se estrena, estrenamos el viernes, así que ya recibiremos números el lunes o martes, y a ver ¿qué pasa, cómo vamos?
Pero estoy feliz porque ya llevamos un tiempo con la película y con un largo recorrido en festivales, 44 festivales para ser exactos, y 22 premios internacionales, así que era momento de sacarla a la luz.
Estamos haciendo un estreno escalonado, vamos abriendo como tres secciones de la República. Es un buen estreno para una película que tiene un gran reparto, que es entrañable, que no tiene violencia, ni sexo, ni sangre, ni pistolas; al contrario tiene cinco hombres, es una película muy masculina, es muy linda, estoy feliz de que la podamos llevar a cabo, con Corazón Films (su socia productora), que ha hecho un muy buen trabajo.
Hablas de los premios que tiene la película, lo cual es un buen referente para una producción, pero para el público que no sabe nada de la cinta, ¿qué puede esperar?
Puede esperar una gran factura, a la película le metimos todo lo que pudimos, una fotografía maravillosa, una gran música, un gran sonido, pero sobre todo actuaciones memorables de Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Silverio Palacios, Gustavo Sánchez Parra; es la segunda película de un actor joven que se llama Américo Hollander, Fernando Becerril y Tara Parra, un súper elenco, en un gran viaje, emotivo y divertido sobre estos personajes que tienen que pintar la raya de la carretera.
¿Cuál es el sello que distingue tu cine y has llevado a "La delgada línea amarilla"?
Esta película se destaca por el trabajo de la colectividad; en mis películas, en general, me ha interesado levantar el espíritu de México y en ésta no es la excepción.
La gente me ha mandado recados diciéndome que es una película súper completa, te ríes, sufres, te tensas, luego sueltas carcajadas, porque a lo largo de este viaje los protagonistas son como tus amigos. Es el retrato de lo que somos como México, es lo más fuerte que somos como mexicanos, que es la familia.
¿Qué tan difícil es para un cineasta, un escritor y un productores entretener al público, sentarlo y provocarle toda esa diversidad de emociones de las que hablas a través de una película?
Es un compromiso y un trabajo de muchísima honestidad, porque eso que nos emociona es articularlo de alguna manera.
Yo, por lo menos, soy un cineasta que trabaja para establecer un contacto, y contando historias que a mí me emocionan; te tienes que emocionar antes para poder plasmar eso en la pantalla.Siempre he tratado de hacer películas que el público recuerde, no nada más que vayan, coman palomitas, salgan, y ya no les deje nada.
¿Haces historias con mensaje?
No, más que mensaje, porque para eso, para dar mensajes, mejor escribo un artículo; me gusta hacer historias emotivas, que te toquen porque es la única forma de llegar al corazón.
A mí, por ejemplo, me gusta ir al cine y pasar un momento agradable, a ver cosas que me sorprendan, o ver a los grandes actores, que me conmuevan.
En el cine, la reina es la historia, aún cuando la tecnología ha evolucionado tanto que las herramientas técnicas para realizar una producción ahora son muy sofisticadas ¿verdad?
La historia es la base de cualquier película, aunque un buen guión no te garantiza una buena película; en contraste, un mal guión, sí te garantiza una mala película y por eso somos muy cuidadosos.
Cuidamos que un guión sea sólido y permita desarrollarse bien a los actores y se creen los personajes que estén a la altura de la pantalla.
Dices que solo haces cine, ¿no existe la inquietud de incursionar en la televisión?
Sí, adoro las series, me encanta la idea de desarrollar historias y personajes para entenderlos tan anímicamente como psicológicamente, y en las series puedes desarrollar más ampliamente los personajes, pero por ahora tengo otros proyectos.
¿Qué series te gustan?
La reina de las series para mí es Los Soprano, no he visto nada mejor, The killing, pero la versión danesa, me encanta Breaking Bad, todo ese viaje de preguntas épicas morales que te provoca; otra que me divierte es The good wife, es una telenovela grandotota, soy muy abierto a ver de todo y de cine veo todo.
Pero volviendo a tu pregunta, ahora lo que estoy haciendo es un guión basado en una historia de un amigo mío, historiador sonorense, la hice con John Sayles, que va a ser la séptima película que hago con él.
Aunque con Bertha (Navarro, su coproductora) he desarrollado una serie, estamos en el proceso de armarla.
De "Santitos", tu primera película, para acá, ¿cómo ha sido la experiencia, cuál ha sido la historia que has escrito en el cine?
Cada película es un viaje y uno va evolucionado, si yo tuviera nuevamente el guión de Santitos en mis manos, seguramente haría otra película porque ya soy otra persona, la hice cuando tenía 29 o 30 años.
Y, bueno, mi viaje, creo que sí ha sido congruente con mis intereses particulares en cada momento de mi vida, porque sí he podido realizar lo que quería en la pantalla.
¿Hay preferencia por alguna de tus facetas (escritor, director, productor)?
Yo tengo más películas como productor que como director, ahorita estoy más enfocado en un par de proyectos como director, pero las disfruto enormemente.
Escribir es padrísimo porque cuando escribes todo es posible; después, producir es dimensionar una película, juntar a todo ese equipo para llevar a cabo esa idea que tienes en mente; los productores hacemos las películas, los directores contamos las películas.
¿En qué momento supiste que querías hacer cine?
Fue desde muy chavo, siempre me gustó el cine, recuerdo que una de las películas que más me sorprendió fue Robinson Crusoe de Luis Buñuel, que no es de sus mejores películas, pero siendo yo chavito me impresionó.
Recuerdo que le dije a mi mamá: Yo quiero hacer películas y en la familia me apoyaron y me fui a estudiar cine a Londres.
¿Cuál fue tu primer contacto con el cine?
Yo pisé mi primer set a los 14 años con Abel Salazar; él estaba filmando Ya nunca más, y me invitó, la película se filmó durante el verano.
Recuerdo que me convertí en el corre, ve y dile de Abel; y eso me llevó estar en los Estudios Churubusco y así aprendí a estar en un set.
Después de esas vivencias y muchas más, ahora sé que yo no sabría hacer otra cosa.