Nacida en Inglaterra a finales de los años noventa, Zanahorias surgió como una propuesta arriesgada dentro del teatro independiente británico y pronto se convirtió en un fenómeno escénico que recorrió Europa con gran éxito.
La obra, escrita por el dramaturgo James Muir, irrumpió en los escenarios londinenses en 1999 con una puesta en escena que rompía con los códigos tradicionales al mezclar el humor negro con la crítica social más punzante. Lo que comenzó como un montaje experimental en un pequeño foro alternativo terminó transformándose en un referente de la dramaturgia contemporánea, generando funciones agotadas, giras por varias capitales europeas y múltiples traducciones.

El eje narrativo de Zanahorias reside en la exploración de las dinámicas familiares y las tensiones generacionales. A través de una trama aparentemente sencilla, Muir expone las fisuras de una familia disfuncional que intenta mantener una fachada de normalidad, mientras bajo la superficie se gestan secretos, resentimientos y un humor tan corrosivo como lúcido. El título, que a primera vista puede parecer trivial, es en realidad una metáfora de los vínculos emocionales: las zanahorias son resistentes, crecen bajo tierra y se alimentan de lo que no se ve, tal como ocurre con las emociones reprimidas y los recuerdos ocultos.
“Aunque está situada en el siglo XVII, es una reunión familiar que bien podría haber sucedido ayer en nuestra casa, pues es un texto que resume la naturaleza humana y los claroscuros que tenemos como sociedad. La idea no es moralizar ni educar a nadie, al contrario, van a reír durante toda la función pues, a veces, las reflexiones más profundas nacen del humor”, expresó Santiago Zenteno, quien comparte escena con Angélica Bauter, Diana Sedano, Gerall Nájera y Óscar Piñero.
James Muir, autor británico nacido en Manchester en 1965, ha sido reconocido por su capacidad de construir personajes intensos y realistas, con diálogos cargados de ironía y de una agudeza que obliga al espectador a reflexionar sobre su propia cotidianidad. Antes de Zanahorias, Muir había trabajado en guiones para televisión y cortometrajes, pero fue esta obra la que lo consolidó en la escena teatral. Con el tiempo, su pieza ha sido comparada con clásicos contemporáneos como The Beauty Queen of Leenane, de Martin McDonagh, o Closer, de Patrick Marber, por su crudeza emocional y su habilidad para mezclar lo íntimo con lo universal.

Tras conquistar públicos en Londres, Berlín, París y Madrid, Zanahorias llega ahora a México en una producción de Pausa Dramática que busca mantener la esencia del texto original, adaptando el montaje para el público mexicano, pero sin alterar la universalidad de la historia.
El elenco de esta versión mexicana está encabezado por Santiago Zenteno, actor con una sólida trayectoria en teatro y televisión, quien interpreta al hijo mayor de la familia, un personaje marcado por la ambigüedad y el deseo de escapar de un entorno que lo asfixia.
“Es un personaje complejo, pero con el que todos nos podemos sentir identificados —asegura Zenteno— y aunque no todos estemos familiarizados con el lenguaje, en verdad es una puesta en escena muy ligera, apta para todo tipo de público. Incluso los jóvenes que asisten a verla, se pueden ver reflejados en alguno de los personajes”.

El fenómeno de Zanahorias en México también se explica por el momento que atraviesa el teatro nacional, con un público cada vez más dispuesto a enfrentar narrativas complejas y personajes imperfectos. En este sentido, la obra no solo busca entretener, sino también invitar a la reflexión sobre la familia, la memoria y los silencios que todos cargamos. La crítica especializada ya ha señalado que el montaje representa una de las apuestas más sólidas de la temporada y que el trabajo actoral logra transmitir la crudeza y la ternura que conviven en el texto de Muir.
El montaje, dirigido por Nohemí Espinosa, estará presentándose hasta el próximo 28 de octubre en el Foro Lucerna.