Un 11 de septiembre de 1829, hace exactamente 196 años, las armas nacionales se vistieron de gloria en la zona de lo que hoy es Tampico al derrotar al Ejército Español en su intento por reconquistar México. Una victoria histórica que marcó la consolidación de la Independencia de nuestro país y tuvo como escenario la región sur de Tamaulipas y norte de Veracruz.

La Corona apostaba a la inestabilidad política y económica que agobiaba a nuestra entonces joven nación para recuperar el dominio perdido. Los españoles pensaban encontrar aliados, pero lo que hallaron fueron enemigos y terminaron entregando sus armas y banderas a los combatientes mexicanos.
Testigo de esta hazaña fue el majestuoso río Pánuco, y los municipios que sus aguas abrazan fueron declarados heroicos, pues allí se selló la gesta que puso fin a 26 años de lucha desde que Hidalgo hizo sonar la campana de Dolores. Una victoria lograda pese a la clara desventaja numérica y en artillería de las tropas nacionales, y cuya contundencia jamás volvió a repetirse en intervenciones extranjeras posteriores.

Veracruzanos piden reconocer su papel estelar
Fue un hito que simboliza la resistencia y el triunfo del pueblo mexicano frente a la adversidad. La gloria de aquel momento clave en la consolidación de nuestra soberanía ha recaído principalmente en Tampico, Tamaulipas, pero Pueblo Viejo, Veracruz, pide no escatimar el reconocimiento a su contribución en la historia, pues fue ahí donde se firmó la rendición del general brigadier Isidro Barradas, comandante del ejército español integrado por más de 3 mil hombres.
“Honor a quien honor merece, fue aquí donde se firmó el acta de rendición de Barradas después de un duro combate en La Barra, y fue aquí donde el general Antonio López de Santa Anna estableció su cuartel militar y planeó la defensa de México. Desde aquí se dispara a los invasores y se envía al gobierno el acta de rendición”, subraya el cronista de Pueblo Viejo, Martín Pérez San Martín.
Cuenta que ese municipio norveracruzano fue el primer Tampico en la historia de esta última ciudad, por lo que su nombre era “Pueblo Viejo de Tampico”. Tras el fracaso español, desde esas tierras se comunica al secretario de Guerra y Marina, José María Tornel y Mendívil, el desenlace triunfal de este episodio, noticia que a su vez transmite al entonces presidente Vicente Guerrero.
“Que no se escatime la verdadera historia de México, la que se constata con documentos como el acta de rendición española, libros que reseñan el hecho y el cuadro de París cuyo rotulado original decía ‘Acción militar en Pueblo Viejo’ y lo alteraron después poniéndole Pueblo Viejo de Tampico, Tamaulipas; es una prueba documental que certifica el lugar de la victoria”.
Una copia de esa pintura fue obsequiada por el Castillo de Chapultepec al ayuntamiento. Captura el instante en que el jefe del Ejército Republicano, Antonio López de Santa Anna, ordena el ataque definitivo. El municipio de Pueblo Viejo, además, conserva una gaceta oficial y un periódico de la época que destacan su participación estelar en aquella gesta heroica.
“Es justo reconocer la verdadera historia y trascendencia de los pueblos, no escudarla con la falsedad. Tenemos pruebas del papel que jugó Pueblo Viejo en la victoria de 1829, de la verdadera esencia de este capítulo en la historia. Es un honor y algo muy significativo que nos produce un profundo patriotismo”, refiere Pérez San Martín.

Gloria heroica es de cinco municipios: historiador
Más que buscar los puntos de discordia o controversia, es importante promover la unidad, afirma David Granados Ramírez, presidente de Rescate Histórico de México, asociación civil. Señala que la gloria es para los cinco municipios (Tampico, Pueblo Viejo, Madero, Altamira y Tampico Alto) y cada uno tiene el derecho y el orgullo de destacar, a su manera, la valiosa contribución que hizo posible este triunfo.
Explica que existe cierta confusión entre la batalla y la victoria de 1829, pero se trata de dos momentos distintos. La primera tuvo lugar en la Plaza de la Libertad de Tampico, el 21 de agosto de ese año, y enfrentó al Ejército Republicano, bajo el mando de Santa Anna, contra el Real Ejército de Vanguardia Español, dirigido por Isidro Barradas.
A su vez, la victoria es el resultado de 45 días de combates que abarcaron los cinco municipios. Añade que se le conoce como “La Victoria de Tampico”, por contextualizarse en el siglo XIX, pero en realidad incluyó también a Pueblo Viejo, Madero, Altamira y Tampico Alto a través de diferentes momentos.

Llegan los invasores por Tampico Alto, Veracruz
Granados Ramírez narra que —procedente de Cuba— el ejército español llegó un 27 de julio a las playas de Cabo Rojo (Tampico Alto, Veracruz), situadas a 80 kilómetros de Tampico, Tamaulipas, y los primeros combates se dieron entre el 31 de ese mes y el 1 de agosto.
“Allí, un reducido grupo de soldados de caballería, que conocemos como Los Dragones, junto con milicias cívicas de la región, que sumaban no más de 300 hombres, se desplegaron en las playas para enfrentar al ejército extranjero que acababa de desembarcar con más de 3 mil 200 efectivos”.
Con estos primeros combates, se gana tiempo para que la población civil evacúe la región. Poco después, los invasores cruzan el río Pánuco y toman el fortín de La Barra, en la margen sur del afluente (hoy Ciudad Madero). El 7 de agosto llegan a Tampico, que tenía entonces solo seis años de fundado, pero, para su sorpresa, la ciudad se encontraba desierta: la población se había desplazado hacia el norte para llegar a Altamira.
Población deja sin agua y alimento a los extranjeros
“Se contaminaron los pozos, se quemaron sembradíos, se limpiaron árboles frutales y se quitó todo lo que pudiera servir a los españoles, como pólvora, herramientas y velas. Pasan casi 10 días y, agobiados por la falta de víveres, se van rumbo a Altamira en busca de alimentos y agua”, relata, al destacar la cooperación de los habitantes de estas tierras.
Pero el general tamaulipeco Manuel Mier y Terán, junto con los dragones de caballería, defendieron el camino y retuvieron al ejército español durante dos días, dando tiempo a que la población que allá se encontraba se trasladara hacia el norte, a una zona donde hoy es el municipio de González.
“Los españoles llegan el 20 de agosto a Altamira y también la encuentran vacía, sin nadie que los ayude. No hay alimentos, no hay agua potable, por ahí hallan en el campo unas cuantas reses y es lo único que logran”.
Enterado de que el grueso de la tropa española se había movilizado hacia Altamira, Santa Anna decide atacar sorpresivamente a la reducida guarnición que se había quedado en Tampico.
Barradas se da cuenta y regresa apresuradamente, llegando al mediodía del 21 de agosto, justo cuando sus hombres, entonces dirigidos por el coronel Miguel Salomón, intentaban defender sus posiciones.
“Se hace un duelo de astucia entre Santa Anna y Barradas: uno había combatido durante casi 12 horas y el otro venía corriendo durante siete horas desde Altamira, y los dos, exhaustos, deciden finalmente regresar a sus posiciones”, comenta el presidente de Rescate Histórico.
El comandante mexicano hace creer a su contraparte que lo esperaban 20 mil soldados cruzando el río y lo deja estupefacto. En realidad, apenas había unos 4 mil efectivos en toda la zona, muchos de ellos milicianos mal armados.
No se hacen daño en ese momento. Santa Anna sale de la Plaza de la Libertad a tambor batiente y con bandera desplegada, máximo honor militar después de una batalla, y los españoles se quedan muy molestos, pues se les acababa de escapar el contrincante.

Combate se endurece y debilita a los españoles
Regresan los combatientes mexicanos a Pueblo Viejo y, desde el Paso del Humo, se empieza a bombardear el centro de Tampico con un par de cañones. El 3 de septiembre una embarcación española frente al fortín de La Barra es tomada por las fuerzas mexicanas, cortando con ello una posible vía de abastecimiento y comunicación marítima.
El general Mier y Terán y sus soldados logran ocupar el Paso Doña Cecilia —al sur de Tampico sobre el río— dejando incomunicados y divididos a los contingentes españoles, unos en Tampico y otros en el fortín de La Barra. Otra adversidad que enfrentaron los extranjeros fue la epidemia de fiebre amarilla, que mató a muchos de ellos.
“Los españoles estaban completamente cercados, y la noche del 9 de septiembre un fuerte ciclón azotó la región, inundando la zona. La lluvia y el viento golpearon más duramente al ejército mexicano, que se encontraba a cielo abierto en los campos de Doña Cecilia”, refiere David Granados.
Al enterarse de que el fortín se había inundado, Santa Anna se traslada desde Pueblo Viejo hasta La Barra y decide atacar la noche del 10 de septiembre con cerca de mil hombres, en un combate feroz.
El asalto deja importantes bajas en ambos bandos, pero es hasta el amanecer del 11 de septiembre, cuando los españoles que resistían en su última línea de defensa piden el alto al fuego.
Desesperado, Barradas clama paz
Isidro Barradas, consciente de que ya no podía atacar ni defenderse, rodeado y diezmado, con numerosos hombres enfermos de fiebre amarilla y heridos por los combates, decide finalmente capitular. Horas después, en el cuartel general de Pueblo Viejo se firma la rendición.
“Y se ratifica en la Casa Fuerte de Castilla, donde fue el cuartel de Barradas en Tampico, según consta en los partes militares documentados”, apunta David Granados Ramírez.
Al día siguiente, en la hoy Plaza de la Libertad, los sobrevivientes españoles entregan banderas, armas y municiones, así como cartas ante el general Mier y Terán, convirtiéndose en prisioneros de guerra para después ser repatriados.
Esta victoria lleva al presidente Vicente Guerrero a decretar y consolidar la abolición de la esclavitud en México, el sueño de Miguel Hidalgo. Pero es hasta 1836 cuando se firma el Tratado de Paz y Amistad con el Reino de España y se cierra oficialmente el capítulo del intento de reconquista.
Se debe crear una ruta turística: cronista
“Esta victoria es de todo el pueblo de México y no solo de Tampico”, afirma el cronista adjunto porteño, Francisco Ramos Alcocer. Asegura que algún tiempo hubo controversia por el rol que tuvo cada municipio en la efeméride, pero actualmente ya no, porque se reconoce que la región entera es la gran protagonista de esta gesta.
“Ahora la intención es que cada municipio tenga su museo, monumento u obelisco y crear una ruta turística que puede ser un gran detonante para atraer visitantes y que las nuevas generaciones conozcan lo que sucedió y se sumen a la fiesta nacional”.
En el calendario oficial de efemérides de México, el 11 de septiembre se conmemora el “Aniversario de la Victoria sobre el Ejército Español en Tampico en 1829” y se iza la bandera a toda asta.
Un capítulo trascendental que, a decir del historiador David Granados, debe hermanar a Tampico, Madero y Altamira, Tamaulipas; Pueblo Viejo y Tampico Alto, Veracruz, fomentar un sentimiento de unión y detonar proyectos conjuntos.
El suceso elevó la moral de toda la nación, aunque se trató de un caso excepcional en la primera mitad del siglo XIX frente a potencias extranjeras. Además, inspiró la letra del Himno Nacional Mexicano, compuesto por Francisco González Bocanegra, quien se basó en esta gesta heroica para plasmar en sus versos el espíritu de lucha y unidad nacional.AA
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