En el pueblo indígena de Potzontepec, la lucha por la defensa de la cultura náhuatl se respira a cada paso.
Para los habitantes de este poblado, mantener las costumbres, tradiciones y sobre todo su lengua, es un acto de dignidad y resistencia que se mantiene gracias a la unidad y tenacidad de su población.
Potzontepec, comunidad entre cerros y ríos de Sultepec
Potzontepec es una comunidad ubicada al sur de la cabecera municipal de Sultepec, cercana a los límites con el estado de Guerrero y a la imponente Sierra de la Goleta, asentada entre cerros y ríos que se abren paso hacia zonas más bajas.
De clima agradable y con vistas majestuosas de barrancas, bosques y ríos.
Don Samuel Cruz Valladares, indígena con 89 años a cuestas, recuerda que en el pasado toda la gente hablaba náhuatl, idioma originario de este territorio, motivo por el cual fueron discriminados generando que el número de hablantes disminuyera con el paso de los años.
Cuenta que mucha gente comenzó a migrar en busca de trabajo hacia el estado de Morelos o hacia Estados Unidos.
Don Samuel Cruz rememora sus días como delegado en 1964
Costumbres y festejos Don Samuel Cruz recuerda su paso como delegado de su pueblo en el año 1964, habla de los días en que no había carretera y tenía que ir caminando hasta la cabecera municipal para realizar gestiones y de esa manera ayudar a su comunidad.
“Caminaba de noche desde Sultepec hasta acá, dormía en el monte y nunca me pasó nada”, asegura; la memoria lo lleva también hacia la figura de su papá, quien era comerciante y siempre iba a vender hasta los municipios de Almoloya de Alquisiras, Toluca y hasta Cuernavaca, lugares a los que se hacía hasta tres días de camino.
Potzontepec celebra fiestas tradicionales con danzas infantiles
En Potzontepec hay dos fiestas principales, el 14 de agosto se celebra la Asunción de la Virgen y el 8 de diciembre de la Concepción de María, en estas celebraciones se presentan diversas danzas, entre ellas la del Gallito, la cual tiene la característica de que sólo puede ser bailada por niños menores, quienes desde temprano acompañan a las pequeñas procesiones o promesas que llegan al poblado, para después de la misa principal realizar su danza dentro del templo al ritmo de la música del violinista que los acompaña.
La lengua náhuatl y las tradiciones han enfrentado desafíos importantes que han provocado que algunas danzas se hayan dejado de practicar, tal es el caso de la danza de la Sonajas, hecha para las mujeres jóvenes, la danza de los Pañuelos, los Moros, del Vaquero y la del Gachupín. Muchas de las personas que las sabían se fueron del pueblo o murieron, afirma Don Samuel.
En Potzontepec, antes era común que sólo se permitieran matrimonios entre gente de la comunidad, una forma de mantener las costumbres del pueblo, hoy en día; para que alguna persona foránea pueda comprar un terreno en esta comunidad es necesario tener el respaldo y la autorización de todo el pueblo.
Don Samuel es concreto en sus peticiones: Quisiera que los gobernantes voltearan a ver nuestra región, necesitamos caminos para sacar nuestras cosechas y para comerciar sin tener que dar tanta vuelta, queremos un hospital de segundo nivel, maestros indígenas que enseñen a los niños nuestra lengua, para eso es que anhelamos y luchamos por ser reconocidos como municipio indígena.
Para el nuevo jefe supremo indígena de Potzontepec, Fidel Genaro Anastasio, el reto es rescatar la cultura del pueblo. Para ello busca retomar las diferentes danzas y sobre todo que la juventud del pueblo se sienta orgullosa de volver a usar el idioma náhuatl y ser indígenas.
El recién electo jefe supremo náhuatl afirma que gracias a la organización que tiene el pueblo, se ha logrado mantener un entorno sustentable y amigable con la naturaleza.
“Aquí no permitimos que haya descargas de drenaje a nuestros ríos, por eso todavía tenemos agua cristalina en nuestros montes”, señala; su liderazgo y trabajo están encaminados a servir y organizar a sus vecinos para proteger y conservar su lengua y cultura.
Don Samuel sabe que la lucha por su cultura no es fácil, pero tiene esperanza en que sus 30 nietos, dos bisnietos y un tataranieto se sigan sintiendo orgullosos de ser originarios de Potzontepec, así un día esas generaciones voltearán hacia su pasado y dirán la palabra Nizlaznahuailli, que significa gracias.
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