El Museo Casa Benito Juárez, en el puerto de Veracruz, es uno de los testimonios más importantes de la historia política y social de México durante la turbulenta época de la Guerra de Reforma (1858-1861). A un año de la primera visita del expresidente Andrés Manuel López Obrador, el 22 de septiembre de 2024, aún se encuentra cerrado al público.
Este espacio museográfico, que tuvo una inversión superior a los 80 millones de pesos para su compra, restauración arquitectónica, rehabilitación museográfica y tecnológica, incluida la instalación de un elevador para mejorar la accesibilidad —sin dañar la estructura original que data del siglo XIX—, rescata el primer inmueble en el que vivió Benito Juárez, luego de que fuera obligado a abandonar Ciudad de México tras el golpe conservador, instalándose en el puerto de Veracruz para continuar la lucha por la legitimidad republicana.

El recinto abrirá sus puertas en próximas fechas, indicó Adriana Castillo Román, directora general de la Conservaduría de Palacio Nacional: “Estamos en espera de que nos den la indicación de que ya se puede abrir, o no. El museo ya está listo, pero queremos que lo inaugure la presidenta de México; estamos en espera de que pueda ir a inaugurarlo ella, el secretario de Hacienda o la gobernadora”.
¿Pero ya lo inauguró el expresidente López Obrador? se le cuestionó: “No, el 22 de septiembre pisó la casa de Benito Juárez, pero solamente develó una placa porque se rehabilitó; esa casa era propiedad de dos personas distintas. La Secretaría de Hacienda compró las dos terceras partes que eran de un dueño, meses después localizamos al otro y se compró la otra parte. La casa tenía un patio en medio y un muro —estaba para llorar—. Fue escuela, fonda, imprenta, en fin. El punto es que se rehabilitó el inmueble y el expresidente develó una placa, pero faltaba toda la museografía, así que únicamente fue a ver la obra, de ahí se fue al Museo Leyes de Reforma, que ese sí estaba terminado al cien por ciento”.
La placa que luce el inmueble dice “Primera casa que habitó el C. Benito Juárez al arribar a Veracruz el 4 de mayo de 1858”.
El contexto es que, la Guerra de Reforma fue un conflicto civil entre liberales y conservadores que produjo un desplazamiento clave del gobierno federal. En diciembre de 1857, tras la promulgación de la Constitución liberal, sectores conservadores iniciaron la rebelión, que desembocó en que Juárez, como presidente de la Suprema Corte y titular del Ejecutivo interino, saliera de la capital del país.
Esto marcó el inicio de un periodo de resistencia que se extendió hasta 1861, con Veracruz como último bastión liberal antes del triunfo definitivo sobre los conservadores y la intervención francesa.
El traslado de Juárez no fue sencillo. Acompañado por su gabinete, familiares y colaboradores, incluyendo a su esposa Margarita Maza y sus ocho hijos, emprendió un viaje lleno de obstáculos físicos y políticos. Margarita enfrentó la ardua ruta desde Oaxaca a Veracruz durando cerca de un mes, atravesando la Sierra oaxaqueña en mulas y caballos, con grandes riesgos para ella y sus hijos, como el peligro de desbarrancarse, reflejando la fragilidad y sacrificios de quienes apoyaban al gobierno legítimo en el exilio.

El Museo Casa Benito Juárez, ubicado en la esquina de Gutiérrez Zamora y Madero, en el Centro Histórico del puerto de Veracruz, conserva testimonios históricos que permiten reconstruir fielmente esta época.
“Ahí llega Benito Juárez y vivió nueve meses nada más, no llegó ahí con su familia. Aquí se habla de la vida en Veracruz en aquellos años y de su periplo de cuatro meses para arribar al puerto, porque estaba preso en Palacio Nacional. Salió hacia Querétaro, de ahí a Guanajuato, después a Jalisco para terminar en Manzanillo, donde recibe la invitación del gobernador Manuel Gutiérrez Zamora, diciéndole que le garantiza la seguridad a su gobierno, entonces Juárez toma un barco para pasar a Acapulco a hablar con Juan Álvarez, llega a Panamá, cruza en un tren y aborda otro barco que lo lleva a La Habana, de ahí a Nueva Orleans para, finalmente, llegar a su destino en Veracruz”, relata Castillo.
De hecho, se mandó a hacer una pintura del buque de vapor Tennessee, que tomó Juárez el 1 de mayo de 1858, junto con su comitiva en dirección a tierras veracruzanas.
En el museo se muestra cómo es recibido, incluso en la casa de dos pisos donde vivió, se escenifica un despacho de un comerciante porque Veracruz era el puerto más importante de México; se recreó una carroza pequeña en la que Juárez sale de Veracruz, después de vivir ahí tres años, para trasladarse a Ciudad de México.
“Se habla del periplo de Margarita, su esposa, quien se tarda un mes en alcanzarlo en Veracruz, ella llegó en noviembre de 1859. Estaba en Oaxaca, cruzó junto con sus hijos la Sierra en burro, carruajes, caballos y mulas”.
El historiador Carlos Mujica, adscrito a Palacio Nacional y especialista en Benito Juárez, detalla que llegó a esa casa con los ministros Guillermo Prieto, Manuel Ruiz y Melchor Ocampo.
“Destaca el diario personal de Matías Romero, un joven funcionario del gobierno que acompañó a Juárez en su éxodo y cuyo relato ofrece detalles minuciosos sobre el viaje, la llegada y el día a día del gobierno en Veracruz, así como la vida social, económica y sanitaria en el puerto”.
Romero, posteriormente sería nombrado ministro plenipotenciario en Estados Unidos y diplomático clave en la defensa del gobierno republicano en el extranjero. Dejó una valiosa crónica no sólo del traslado, sino también de las estrategias políticas y las difíciles condiciones bajo las cuales operaba el gobierno liberal.
Entre las dificultades más mencionadas en el museo está la epidemia de tifus, que golpeó Veracruz en esos años, complicando aún más la estabilidad del gobierno y la salud de sus habitantes.
A pesar de esto, la Casa Presidencial logró mantener un suministro estable de alimentos y recursos. En algunos registros detallados se muestra lo que se consumía: pescado, carne de res (única y notable por las condiciones sanitarias de la época), leche y otros insumos para mantener la vida cotidiana en medio de la guerra y la precariedad.
La apertura de la Casa de Benito Juárez invita a la ciudadanía a reencontrarse con el legado del Benemérito de las Américas y a reconocer el valor de Veracruz como puerto estratégico no solo comercial, sino también político y cultural.
PCL