Cultura

MOIEVA, pionero de todas las causas justas y revolucionarias

Homenaje

Poeta, ecologista, anarquista, pionero del performance y de la desobediencia simbólica, Moisés Evaristo Orozco Leal llevó el cuerpo, la palabra y la dignidad a las calles de una ciudad que ya no existe.

Moisés aparece completamente desnudo posando para la foto. Atrás de él se ve el reloj de Bucareli mientras amanece frente a la Secretaría de Gobernación una mañana a principios de los años ochenta del siglo pasado. Las primeras luces de aquel lejano día iluminan su cuerpo, su espesa barba le cubre parte del pecho. Sonríe para la cámara aquel hombre alto, corpulento que posiblemente ronda los 50 años de edad. Se muestra desnudo Moisés Evaristo Orozco Leal. MOIEVA, como firmaba sus escritos.

Provocador, insurrecto, incombustible poeta guatemalteco. Pionero del performance y de todas las causas justas y revolucionarias. Cientos de miles de firmas recolectadas por él en protesta del bombardeo en Hiroshima y Nagasaki en rollos interminables de papel mientras leía en voz alta sus memorables haikus en la Zona Rosa, en la Casa del Lago de Chapultepec los domingos al mismo tiempo que El Llanero Solitito presentaba sus irreverentes actos públicos, en la Plaza de Coyoacán o en calles de la ciudad donde pudiera recolectar firmas a favor de la paz.

Anarquista, luchador social, denunció la contaminación de los ríos Pánuco y Coatzacoalcos. Fundador de la primera Subsecretaría de Mejoramiento Ambiental. Promotor de las primeras leyes ecológicas. Fueron muchas las causas y los actos públicos que Moisés realizó durante años. Vietnam, la paz mundial, alto a las guerras, protección del medio ambiente.

Me mostró aquella fotografía en su pequeño departamento en el edificio de El Buen Tono, justo enfrente de la Secretaría de Gobernación. “Lo hice como un acto de libertad”, me dijo. “Salí antes de que amaneciera, coloqué el tripié para la cámara, esperé las primeras luces de la mañana y acto seguido me quité la bata, caminé desnudo y me planté sonriendo hacia la Secretaría”.

Habré tenido 20 o 21 años en esos días en los que lo acompañaba al hospital a que recibiera terapias de oxígeno pues ya presentaba problemas respiratorios por haber trabajado muchos años en una compañía transnacional.

Fue Moi el que me llevó por primera vez al Café La Habana. Gracias a él conocí el Tupinamba en la calle de Bolívar, donde años atrás el poeta León Felipe aún asistía regularmente a tomar café. Recorríamos esa ciudad lejana, ya desaparecida mientras recolectaba firmas y vendía sus haikus. Su compañera japonesa fue la musa de extensos escritos eróticos que leía también en público y editaba manualmente en pequeños libros hechos a mano.

Por las noches yo tendía mi puesto de dibujos en la Zona Rosa cuando salía de La Esmeralda. Pita Amor declamaba a gritos sus poemas, vestida de otro tiempo, maquillada como muñeca rota. Ciro Basila ejecutaba actos de magia congregando multitud de incautos paseantes. El pintor Gustavo Aceves vendía también sus dibujos a una cuadra de mi puesto, instalado en la calle de Génova. acompañado del poeta Ricardo Castillo. La Zona Rosa de los años ochenta aún brillaba antes de su ocaso. La Muestra Internacional de Cine pasaba en el Latino. Moi era una presencia cotidiana en esos rumbos nocturnos. Actualmente solo quedan ruinas y olvido.

La fotografía de Moi desnudo frente a la Secretaría de Gobernación viene a mi mente cada cierto tiempo. Faltaba que terminara el siglo XX y aún más para que veinte mil personas se desnudaran en la Plaza de la Constitución frente a la cámara de Spencer Tunick. Lo imagino apoyando la primera marcha del orgullo gay en 1979 siendo heterosexual pero solidario con todo movimiento que significara celebrar la libertad.

En mayo de 2002 los cuerpos de aproximadamente 500 hombres y mujeres desnudos originarios de Veracruz, campesinos despojados de sus tierras sorprendieron a los habitantes de la ciudad al desfilar mostrando sus cuerpos frente al Palacio de Bellas Artes, sobre Eje Central, al tiempo que exigían el cumplimiento de sus demandas. El Movimiento campesino de los 400 pueblos se plantó frente a la Secretaría de Gobernación durante el sexenio de Vicente Fox.

Cuatro años después, también en mayo, se realizó la primera marcha nudista congregando aproximadamente a doscientas personas en la Glorieta de la Cibeles rumbo al Ángel de la Independencia en 2006.

Tantas causas y movimientos se han sucedido desde la última vez que vi a Moi en los años noventa del siglo pasado. ¿Dónde estaría hoy que México es otro completamente diferente al que él conoció y en muchos sentidos el mismo país donde siguen asesinando a defensores de la tierra, a defensores de los derechos humanos?

Estoy seguro que ahora sus interminables rollos de papel estarían plenos de firmas a favor del alto al fuego en Gaza. Seguiría defendiendo la tierra y la libertad de expresión en todos los ámbitos de la creación. O tal vez sería un desaparecido más en otra lista interminable y macabra.

En enero del presente año murió Jorge Serrano Limón, fundador en 1978 del Comité Nacional Provida. Instigador fundamentalista contra la libertad de expresión y el aborto. Fue acusado de malversación de fondos públicos y encarcelado en 2016.

En 1988 fui ampliamente censurado por su movimiento a raíz de la exposición que el artista Rolando de la Rosa presentaba en el Museo de Arte Moderno. En el Auditorio Nacional presenté mi primera muestra individual en un recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes al mismo tiempo que la muestra de Rolando. Afortunadamente recibí todo el apoyo de Don Víctor Sandoval, coordinador de Artes Plásticas del INBA y de su director Manuel de la Cera. Florencia Riestra, directora de las galerías del Auditorio también me apoyó solidariamente. Fracasó el intento de clausura de mi muestra y las amenazas de incendiarla, pero desafortunadamente el director del MAM, el historiador Jorge Alberto Manrique fue destituido.

Ese año fue de violencia y censura por parte del grupo Provida, y sirvió de empoderamiento a los grupos de derecha. En plena representación de una obra de teatro del grupo de la actriz Jesusa Rodríguez, golpeadores subieron al escenario a violentar a los actores con palos y macanas… El crítico de teatro Fernando de Ita fue levantado y golpeado brutalmente. Me vi forzado a salir de la ciudad y posteriormente del país una temporada.

De tiempo en tiempo surgen grupos fundamentalistas que en realidad nunca dejan de estar buscando la oportunidad de reagruparse. Muestras de pintura, obras de teatro y cualquier expresión artística que no cumpla con sus personales prejuicios son el pretexto perfecto para salir a la luz cada vez con más cinismo y desvergüenza ante una sociedad mucho más organizada y consiente del país laico en el que convivimos todes.

Es lamentable que las respectivas instituciones que se abren a muestras artísticas con aparente libertad ante el artista, en momentos de censura no den la cara para defender legalmente y con inmediatez nuestro estado laico tan valioso y fundamental. Podrían muy bien esos grupos de extrema derecha dentro de los templos contemplar las obras de arte que se exhiben en catedrales y parroquias para horrorizarse ante la sensualidad y belleza del arte religioso que también es sexual y apasionado.

La fotografía de Moi desnudo en el reloj chino de Bucareli frente a la Secretaría de Gobernación se perdió en el tiempo, no su significado. Lo pienso y extraño cada vez que una causa justa no se resuelve, es decir, que constantemente la memoria de Moisés Evaristo Orozco Leal está presente en mí. Sobre todo estos días en los que se cumplen 50 años de la reunificación de Vietnam y la gran derrota de Estados Unidos ante un pueblo que no se dejó vencer. Lecciones para el presente.

AQ

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Gustavo Monroy
  • Gustavo Monroy
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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/cultura/laberinto
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